Paseándose por el estrado como un pavo real con ínfulas de Renny Ottolina, el vocero del usurpador Jorge Rodríguez presentó en cadena de Radio y de TV la última torta del régimen: el documental Marca País.
Lo hizo luego de exaltar los valores intelectuales y civilistas, entre ellos su vocación pacifista, de Nicolás Maduro Moros, personaje que 24 horas antes reafirmaba con violencia y barreras militares la frontera a los medicamentos y los alimentos que podrían dar de comer y devolverle la vida a una sociedad moribunda.
Maduro habla del futuro, como si no supiera que el futuro, la Juventud de Venezuela, se ha colado en todas sus manifestaciones por el tamiz de nuestras fronteras hasta invadir, con y sin papeles, con y sin preparación, naciones fronterizas y países allende el Continente.
Más de 4 millones de venezolanos, en su gran mayoría futuro, demuestran que Nicolás Maduro y su titiritero Jorge Rodríguez no aciertan en su discurso populista pleno de mentiras.
Las imágenes del apoyo documental recurren a la Venezuela de la Gran Sabana, las playas del Caribe, los montes de las llanuras, paisajes que han estado vírgenes por millones de años, hasta ahora que ha llegado el chavismo, con Hugo Chávez y Nicolás Maduro, para entregarle a naciones invasoras el Arco Minero y devastar no sólo el corazón de Guayana sino destruir el ecosistema más antiguo de la tierra, el origen del mundo como es considerado por geólogos el macizo guayanés.
Además, y para terminar, ofende la faltas de originalidad con la que Jorge Rodríguez presenta el tema ya que Marca País es el tema, como otros argumentos, al que han recurrido México y España con campañas de éxito simbiótico entre naciones y gobernantes.
Marca País, señores, es hoy en Venezuela lo que vamos a ver hoy en las calles de pueblos y ciudades: una nación en protesta exigiendo la salida de un usurpador y de un Alto Mando Militar que sostiene al invasor.
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