Blog de Víctor José López /Periodista

sábado, 7 de abril de 2018

UN 27 DE MARZO Luis Beltrán Guerra



Eneas Perdomo, de Apure, con la canción Fiesta en Elorza alborotó al llano, quedando el pueblo casi como patrimonio de la humanidad. Tomasita Farfán, declamadora frecuente de la tonadilla, jamás ha podido entender las razones para que Hugo Chávez no formulara la petición a la ONU.
Pero la Elorza, de la tonadilla de Eneas, ha marcado también un hito en lo relacionado con “el cataclismo colectivo” que golpea a Venezuela. No faltaría quien afirme que se trata de acontecimientos puntuales pero significativos, probablemente, coordinados por el mas allá, fuentes de la desgracia, con respecto a la cual pudiera decirse que Elorza y marzo tienen una historia que contar: 1. Seis días después de las fiestas patronales, renunció el presidente Carlos Andrés Pérez, electo por el voto popular conforme a una Constitución vigente; 2. Su brutal, irresponsable, írrito y estólido defenestramiento, se inició con el golpe de Estado más criminal que se haya conocido; 3. Chávez, el jefe, fue comandante del escuadrón “Coronel Francisco Farfán” (ascendencia de Tomasita), precisamente, en Elorza; 4. Algunos expresan que el coronel Ramón Carrizales lo apadrinó para el cargo, que venía ejerciendo, evidencia para otros de que en el golpe de Estado contra Pérez estaba más de un castrense. Ramón terminó ejerciendo la Vicepresidencia de la República, hasta que resultara electo por el PSUV gobernador, precisamente, de Apure, por lo que cada vez que visita a Elorza recuerda aquella buena recomendación, y 5. Cuentan, asimismo, que Chávez, designado presidente de las fiestas patronales de Elorza, vestido como el Libertador cantaba Un 19 de marzo, para un baile me invitaron, a la población de Elorza en sus fiestas patronales. Se lee también que comenzó en Elorza a concretar su sueño de patria. La sensatez obliga a afirmar que lo que se concretó fue la pesadilla que padecemos, raíz nutriente de “la colectivización errónea” que nos ha sumergido en la anarquía y la incongruencia de las reglas sociales. Votamos por él y varias veces, y hasta “por ahora” nos preguntamos por qué y para què.
Ante la interrogante no ha de dejarse de lado que en los pueblos descompuestos, suelen generarse eventos tan particulares que parecieran deambular entre lo real y sobrenatural. A Viktor Frankl, sobreviviente de los campos de concentración del nazismo, parece haberle servido esa experiencia para analizar la búsqueda de un sentido para la vida. Ante “el hostigamiento plural” de la Venezuela de hoy nos miramos y víctimas del desbarajuste nuestras miradas se pierden, como indagando cómo somos y particularmente cuál ha de ser nuestra búsqueda. Y cómo encontramos el sentido de la existencia. Para muchos, más bien, la supervivencia, precisamente, como en Theresienstadt, Auschwitz y Dachau, y un Hitler arrollador dominando al mundo.
El 19 de marzo, que además es el día de San José, Tomasita recibe la visita de su hermano monseñor David, para quien la debacle comenzó plena de oportunismo. Un país atado al gobierno conduce al engrosamiento monetario del bolsillo. Así se consolidó el reinado de Chávez, quien llegó a Miraflores sin saber qué iba a ser, hasta que Fidel Castro le enseñó cómo ejercer el poder para detentarlo vitaliciamente. No importaba destruir a Venezuela, convertirla en cataclismo colectivo. En mayo, un mes después de marzo, habrá un proceso electoral bajo condiciones nada democráticas convocadas por el Presidente ante una mayoría que desea sustituirlo, pero sin saber cómo. En su tumba han de estarse revolviendo los cuerpos de los creadores de la democracia de 4 décadas, que destruirnos por uno de los desastres más espantosos.
El hombre se caracteriza por la razón, pero con la irracionalidad se inicia la marcha hacia el colapso (Sartori). Así se despide monseñor de Tomasita, quien regresa a la batea a lavar ropa de terceros por un pingüe ingreso en épocas de revolución.
Artículo dedicado a Miguel Rodríguez, con ocasión de su cumpleaños.
@LuisBGuerra     

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