Publicado el 23 de marzo, 2018
Luis Mosqueda, de Tucupido, expresa desde muy
joven su desazón por no palpar una participación determinante del pueblo en el
gobierno, por lo que pareciera que proseguimos en el siglo XVII, intuyendo que
quien analice la cuestión ha de tener autoridad, por lo que rectifica su
partida para llamarse Benjamin Constant, nombre con el cual estudia ciencias
políticas en Cambridge.
Se inserta en la política, apoyando la
denominada revolución bolivariana, desilusionándose al constatar la severa
restricción de las ventajas de la democracia liberal que le enseñara en
Florencia su profesor Giovanni Sartori. Por cuanto ha de seguir los pasos de
Constant memoriza el discurso del maestro en el Ateneo de Paris (1819), para
quien la libertad es preciosa en las naciones modernas. Lamenta el Benjamin
criollo que lo opuesto ocurra en Venezuela.
Su esposa Rupertina, guatemalteca, a quien
conociera en Londres, donde estudió Alternancias en los pueblos descompuestos,
duda con respecto al Frente Amplio promovido desde el Aula Magna de la UCV,
pues tales iniciativas, para que sean exitosas, han de integrarse por
organizaciones de grupos o personas dispuestas, en realidad, a coordinar
acciones en procura de objetivos comunes (Andrés Serra Rojas), lo que no ve
claro dada la disgregación de los políticos y el tejido social. Le
sorprendería, por tanto, que sea fructífero como el Pacto de Punto Fijo
suscrito por 3 personalidades de liderazgo arraigado, quienes aprovechando que
la dictadura, en lo formal, no existía, estatuyeron programas para progresar en
democracia y bajo la observancia de la Constitución y las leyes. Así sucedió
también en Colombia, derrocado Rojas Pinilla, a pesar de que la democracia
liberal en Cundinamarca, Dios quiera que no haya de enfrentar con Petro
reminiscencias del Foro de Sao Pablo. Terribles, sin lugar a duda.
Mosqueda, quien desesperanzado se ha quitado el
Benjamin Constant, plantea a Rupertina si considera que la alternativa ante la
debacle pasa por el auxilio castrense, quien responde afirmativamente,
argumentando que siempre ha sido así, pues solo con un gobierno provisorio de
civiles demócratas y militares patriotas, que entiendan que la democracia, no
obstante sus dificultades, es la más provechosa a la humanidad, podrá abordarse
un frente común como coalición de fuerzas políticas, movimientos u
organizaciones unidos en torno a un programa acordado democráticamente (Serra
Rojas). La dirección coordinadora la ejercería, precisamente, el gobierno
provisorio.
La experiencia confirma, reitera Rupertina con
sarcasmo, que los frentes han alcanzado objetivos en democracia o ante
dictaduras débiles, categoría esta última que no se nos ocurra incluir a la que
nos gobierna, pues sería causa de divorcio. Hemos hecho de todo, sin salir de
ella y a diario nos preguntamos por el culpable. También han logrado sus
metas en situaciones particulares, como la del Frente Nacional de Vietnam del
Sur, en Argentina, México, Chile, Perú y Espana. La pregunta que me inquieta
Luis amado, es si habremos comparado el por qué y para qué en el del Aula
Magna, que tanto te emociona.
Dos vodkas Gordons hecha en la Miel, Estado
Lara, ha servido Benjamín, el criollo, tomando a su mujer de la mano para
ofrecerle una, invitándola a ver la película Sin Novedad en el Frente. Pregunta
a su mujer por la candidatura de H. Falcón, quedándose pensativo al escuchar
que Rupertina lo conmina a pensar en los candidatos por quienes hemos votado
contra Chávez y Maduro, para que el mismo identifique las diferencias con el
barquisimetano. Ademas, adiciona, has de recordar que Benjamín Constant, no
obstante habérsele separado, formó parte del Consejo de Estado de Napoleón en
el Imperio de los 100 Días, disque por favorecer las libertades. Para otros por
oportunismo político.
Amanecen, sin ver el filme del Frente Occidental
Alemán en 1916. Pareciera haber concluido que van en la carrera sin ningún
lugar (Sartori)
@LuisBGuerra
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