Venezuela
es un país petrolero, aunque quizá podría decirse que lo fue. Ahora solo es uno con grandes reservas de petróleo, con riesgo de que se
queden en el subsuelo.
Relativamente pocos libros se han escrito sobre el
tema y todavía menos sobre el descalabro de nuestra industria de los
hidrocarburos desde que los rojos la tomaron por asalto en el 2003. Por ello,
nos complace dar la bienvenida al libro de José Suárez Núñez que puede
adquirirse a traves de Amazon, cuyo título tomé prestado para este
artículo.
Este
veterano periodista no se limitó a presentar y analizar información sobre
la Faja Petrolífera del Orinoco, sino que hace un recuento desde los primero
años de nuestra industria petrolera hasta el presente. Suárez ha cubierto esta
fuente desde hace muchos años, por lo que ha tenido acceso a los presidentes y
directores de Pdvsa, a ministros del área y a distinguidos especialistas.
En el período
antes de la estatización de 1976, Suárez relata los primeros
descubrimientos y explotaciones, la corrupción con las concesiones y la
injerencia de las transnacionales durante la época del
dictador Juan Vicente Gómez. Narra hechos poco conocidos como la
carta de Preston Mc Godwin , jefe de la Legación estadounidense, en
la que informa sobre “la absoluta corrupción de los tribunales de
Venezuela”, algo que perdura. El empleo desde 1924 de mujeres zulianas como
secretarias y mecanógrafas. La perforación en 1926 de un pozo en Cabimas al
lado de la casa de Clementina Romero, a quien ordenaron no cocinar por el
peligro de incendio.
El
proceso de nacionalización incluyó a tres empresas venezolanas, por lo que el
autor del libro señala que “en el fondo yacía un fuerte criterio
estatista para ir creando el Estado todopoderoso” . Refiere que a
Carlos Andrés Pérez le costó contener la presión de sectores
extremistas que aspiraban se despidiera a trabajadores de la nueva
empresa, por haber trabajado con las transnacionales. Así mismo, que
Pérez instruyó a Alfonzo Ravard de no aceptar recomendaciones de los
políticos.
El libro
reseña los logros del cambio del patrón de refinación, las actividades de
exploración , los resultados en producción y los beneficios
de la internacionalización, la creación de las Asociaciones Estratégicas para
extraer y procesar los crudos pesados de la Faja del Orinoco y los
Convenios Operativos manejados por empresas privadas nacionales y extranjeras.
También presenta opiniones sobre la eliminación de las filiales Maraven,
Lagoven y Corpoven, lo cual según algunos destruyó el escudo protector
contra la politización. Quien escribe este artículo considera que nada
hubiese impedido que Chávez tomara por asalto a Pdvsa y que era necesario
reducir costos y eliminar triplicaciones.
Suárez
relata cómo Chávez se valió inicialmente de Mandini hasta que lo
sustituyó por Ciavaldini, quien inició descaradamente la politización en
la empresa; el período de Lameda, quien al ser destituido tenía
el reconocimiento de los trabajadores y declaró que “ No se pueden pagar
dividendos al Ejecutivo con ingresos que no han sido generados, porque es
importante que Pdvsa no se descapitalice”. Lamentablemente eso fue lo que
sucedió.
La
bochornosa y corta actuación de Gastón Parra y la designación de cinco
directores no calificados. El paro petrolero de abril del
2002. La designación de Alí Rodríguez Araque como presidente de
Pdvsa, quien inicialmente fue bien recibido, pero que gradualmente
permitió que que los rojos de la empresa actuaran como activistas. El
paro cívico de diciembre 2002 y el genocidio laboral. Sobre estos tópicos
Suárez Núñez refiere declaraciones de Juan Fernández y de
Horacio Medina.
El libro
contiene un capítulo escrito por Diego González sobre el mito de la Faja
y consigna información sobre la corrupción con la venta de gasolina y el
otorgamiento de contratos sin licitación. También las declaraciones de
Luis Vierma, vicepresidente de Pdvsa en ese entonces, en las que reconoció que
“Pdvsa otorgó un contrato por 1000 millones de dólares a una empresa con
800 millones de bolívares de capital y que no tenía taladros. Denuncias
de dos diputados oficialistas por contratos irregulares a las empresas Cosma,
C.A. y a Constructora Interbolivariana.
La
corrupción con las gabarras, con el Fondo de Pensiones, valija de Antonini,
el mal negocio del trueque, el pésimo acuerdo con
China, las donaciones a Petrocaribe y al Alba, el pago a Cuba de
1.275 millones de dólares por tres meses de servicios médicos, la confiscación
de empresa prestadoras de servicio. La mala gerencia, pocas inversiones
y el exceso de personal, junto con lo señalado anteriormente,
explican la debacle de Pdvsa. Esta empresa tiene una deuda
elevada, importa gasolina, diesel y crudo ligero y la producción en febrero,
incluyendo la de las empresas mixtas, fue de solo 1.586.000
barriles por día. La Faja, el Plan Siembra Petrolera y otras ofertas han
sido claramente un engaño.
Como
(había) en botica: Los militares y demás ciudadanos siguen protestando, el
régimen sigue reprimiendo, Henry Falcón y el atrabiliario Semtei siguen
engatusando y nuestros dirigentes siguen desuniendo ¡No más prisioneros
políticos, ni exiliados!
eddiearamirez@hotmail.com
20/03/18 Noticiero Digital, Runrunes y Digaloahi digital
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