LA
NECESARIA TRANSPARENCIA
En
cualquier país que atraviese una crisis terminal como la de Venezuela, todo,
absolutamente todo, debe ser hecho con transparencia total. Sin ella resulta
imposible generar confianza y nada funcionará. Todo el mundo desconfiará de
todo el mundo. Siempre la sospecha limitará la acción decidida, incluso cuando
se visualicen parcialmente las reales intenciones de calificados protagonistas
opositores.
La nación
aún desconoce la verdadera naturaleza de las jornadas de diálogo,
conversaciones o encuentros tanto en la República Dominicana como en el propio
territorio nacional. Con frecuencia se invocan presuntos o reales acuerdos que
alguna de las partes desconoce o incumple siendo increpada por la otra. Lo
grave es que ese juego dialéctico esta fuera del alcance del ciudadano común,
más sólo que nunca, aferrándose a una esperanza que empieza a reducirse.
Buena
parte del liderazgo opositor ha tomado la decisión de casarse con una incierta
salida electoral como única vía para lograr el cambio que Venezuela necesita.
Hablan siempre de la ruta constitucional, pacífica y electoral. Increíble que
desconozcan los términos de la Constitución Nacional. La electoral no es la
única vía. Ni siquiera en una democracia formal, que no es nuestro caso. Hay
unas cuantas posibilidades diferentes que no se han querido explotar. A veces
apenas se mencionan con timidez, generalizando sin concretar. ¿Qué pasa? Me
niego a creer que es simple ignorancia, incapacidad para entender las Normas
Fundamentales o si se trata de cobardía u oportunismo debidamente calculado.
Mientras
todo se viene al suelo el debate político sigue planteado exclusivamente en las
benditas “condiciones electorales” que se le suplican a un régimen que actúa al
margen del Derecho sobre la base de la represión, del temor y de la complicidad
de factores que como el narcotráfico tienen influencia determinante en cuanto
sucede. Increíble pero cierto, ya casi no se habla de la pérdida de soberanía
con relación al Esequibo, de los presos políticos antiguos y nuevos con la
incorporación de más de un centenar de oficiales y efectivos de las fuerzas
armadas, de la descentralización para garantizar la autonomía de Estados y
Municipios, de la quiebra definitiva de PDVSA, de las empresas de Guayana, de
la inseguridad creciente de las personas y de los bienes, del colapso eléctrico
y, en fin, del hambre colectiva y la insalubridad existentes. Pudiera ampliar
esta lista pero creo que es innecesario.
A quienes
tienen la responsabilidad de dirigir la Asamblea Nacional, les exigimos mayor
claridad y transparencia. Sé que allí hay de todo y para todos los gustos. Pero
resulta inexplicable que sigan perdiendo el tiempo alejándose de lo
fundamental.
Hoy más
que nunca se necesita una fe tranquila, serena, pero decidida, en nuestros
principios y valores y también la cabeza y el corazón indispensables para que
el coraje nos impulse de manera irreversible hacia la victoria.
Lunes, 19
de marzo de 2018
@osalpaz
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