LO PEOR QUE
PUEDE PASAR
Hay
una tensión creciente en el alma de todos los venezolanos. La incertidumbre
sobre el presente y el futuro inmediato ofrece condiciones para que crezca la
incertidumbre, o lo que es peor, una especie de resignación pesimista por la
impotencia que se siente en algunos sectores. A todos, a unos y otros, les digo
que lo peor que puede pasar es que no pase nada. Esto también es una
posibilidad que alargaría indefinidamente la situación actual. Sucedería si
quienes tenemos alguna responsabilidad en la conducción de cualquier sector de
la vida nacional nos cruzamos de brazos y lejos de dar el ejemplo que la hora
reclama, nos agotamos en reclamos exclusivamente electoralistas que tendrán su
hora, pero que nos aleja del cambio radical urgente que la nación reclama.
No
me cansaré de repetir que lo electoral es instrumento fundamental de la
democracia. Pero no es el único. Ni siquiera el más importante. Esto es válido
cuando ruedan por tierra principios y valores que le dan sentido a este país
pues son su verdadera razón de ser. La lucha por la libertad y la democracia,
por la libertad inmediata de todos los presos políticos teniendo como especial
la de dos de mis admirados amigos como Leopoldo López y Antonio Ledezma sin
excluir a ninguno, tiene que ser suficiente para concretar la unidad de todos
cuantos luchamos por el cambio radical que Venezuela necesita.
Venezuela
está hecha pedazos. El mundo entero está asombrado con la situación a la que
hemos llegado. No hay nada que pueda explicar y mucho menos justificar, el
fracaso del actual régimen cívico-militar. Además de lo interno, nos aísla cada
vez más. Desde hace unos diez años no hay relaciones con Israel, ni se
regularizan con Estados Unidos donde quedaron a la deriva infinidad de
venezolanos por el cierre de consulados como el de Miami. Vale la pena recordar
que en 2005 Chávez expulsó a la DEA de Venezuela, retiró a la misión militar de
ese país que funcionaba en Fuerte Tiuna y prohibió el sobre vuelo de aviones de
reconocimiento contra el tráfico ilegal de drogas en nuestro territorio. El
régimen ataca grosera e injustamente al Presidente español Mariano Rajoy y a
todos cuantos expresan su preocupación por lo del narcotráfico, el terrorismo y
la prisión de infinidad de presos políticos exigiendo su inmediata libertad.
Se
acabó. No podemos continuar como pasivos espectadores o comentaristas
circunstanciales de lo que acontece. Llegó la hora de la unidad y del
desprendimiento. Venezuela nos necesita a todos. Los intereses y ambiciones
personales o de grupo hay que dejarlos de lado. Diferirlos, al menos por ahora,
en nombre de la lucha superior que tenemos la obligación de librar.
Lunes,
20 de febrero de 2017
@osalpaz
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