SENTIMIENTOS
ENCONTRADOS
No
es fácil. En todas partes amigos y desconocidos interesados en la situación del
país, me interrogan sobre lo que está sucediendo. Me refiero al mal llamado
diálogo, a esos extraños encuentros entre los gobernantes y sus aliados de
UNASUR con los representantes de la oposición democrática, pero con ausencia
notable de las cabezas dirigentes y presencia de una línea media sin suficiente
representatividad y relativa credibilidad. A veces no sé qué cosa responder a
las interrogantes. Trato de evitar la resignación pesimista que en ocasiones me
trasmiten los interlocutores. Es posible que no lo logre del todo, porque
siento que están más claros y resueltos que muchos dirigentes no
gubernamentales.
La
dirigencia opositora tiene que hacer un balance objetivo del camino andado.
Medir el alcance de las expectativas creadas desde el pasado 6D-15 con el
triunfo electoral, las promesas hechas en la juramentación de los
parlamentarios electos, todo lo relativo al referéndum revocatorio, a las
diversas opciones electorales, a la libertad de todos los presos políticos, el
respeto institucional a la Asamblea Nacional y en fin entre otras cosas, lo
fundamental: el respeto y acatamiento a la Constitución de la República y al
ordenamiento jurídico legalmente vigente en el país.
Nada
de esto se ha logrado, ni siquiera parcialmente. Las actitudes y declaraciones
de los voceros fundamentales del régimen caminan en dirección radicalmente
contraria a los propósitos señalados. “No volverán, ni con votos, ni con
balas”, dice Maduro. “No habrá revocatorio ni este año ni el próximo. Olvídense
de elecciones”, según Cabello y así por el estilo.
El
domingo pasado se entregaron comunicados de las “partes”, a mi modo de ver
insulsos por parte de la oposición. Claros en su propósito los anuncios del
gobierno. Diferimientos, alargamiento innecesario de plazos y metas y otras
cosas que comprometen demasiado la credibilidad de los representantes
opositores. El régimen sigue ganando tiempo y recuperando espacios perdidos.
Está mejor que hace dos meses y nosotros en una especie de limbo pantanoso que
amenaza con dividir a la propia oposición democrática.
Pido
a Dios estar equivocado. Ojalá y esta visión que algunos calificarán de
pesimista, sea la de un optimista realista y que la estrategia que
aparentemente siguen lo representantes opositores sea la correcta. Pero,
mientras tanto, no podemos caer en el chantaje del silencio cuando pensamos que
se camina por el camino equivocado.
El
país real está en expectativa vigilante. Ratifica a diario su deseo de cambio
radical en el menor tiempo posible. Me refiero al cambio de régimen, pero
también de quienes defrauden la confianza depositada en ellos. Estamos en el
comienzo de una etapa superior de la lucha contra la tiranía. Por favor, la
Iglesia no es parte en esto. Es testigo calificado. No tiene la culpa.
Domingo,
13 de noviembre de 2016
@osalpaz
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