Blog de Víctor José López /Periodista

miércoles, 16 de noviembre de 2016

OIDO EN LA CHATA: Vivir de acuerdo, o convivir en desacuerdo VÍCTOR JOSÉ LÓPEZ



“La democracia no es vivir de acuerdo, la democracia es convivir en desacuerdo”…

Es lo contrario a lo que girafaltes carroñeros, escogidos con pañuelos en la nariz por el régimen, proponen en el supuesto diálogo que los representantes de la MUD han aceptado, claudicando principios constitucionales fundamentales. 

Ellos, que presumen de representar a la oposición en una  mesa convertida en mesa de conciliación, prefieren  sembrar sensaciones de riesgo en vez de esperanzas de cambio. 

Actúan sometidos los representantes de la nación oprimida, obedientes a la interpretación semiótica de un régimen veterano de mil batallas. 

Dirimen, con la profundidad de aficionados a la política; de acuerdo a los razonamientos psicóticos de la mentalidad militar. Lo hace obedientes de los designios y órdenes militares, en vez de sublevarse y gritar, a los cuatro vientos, la palabra que la nación espera oír de ellos: ¡Cambio! 

Es urgente sembrar el asta de la bandera de La Constituyente Originaria en Defensa de los Derechos de la Nación antes de morir obedeciendo las órdenes que contienen como propósito el exterminio de Venezuela.

Se acepta el desacato del Tribunal Supremo de Justicia, violando distintos fundamentos de la Constitución de la República, un TSJ que ha convertido a la Sala Constitucional en el taller de reparaciones de Nicolás Maduro, para echar a rodar el carro de la ignominia por el canal de la ilegalidad constitucional por el hombrillo de la autopista del gobierno nacional.

Ruedan por los suelos, caen de la mesa los principios que deben ser irrenunciables, como es el derecho a la protesta,  lo son las consultas electorales, el Referendo, las elecciones, de rectores del CNE, Alcaldes y de Gobernadores, amenazando con el estruendo de los megáfonos del poder que “no habrá elecciones hasta 2018”, ordenando detenciones a los adversarios ideológicos del régimen,  haciendo caso omiso de la letra constitucional que ordena el derecho de la nación a pensar distinto, elegir o revocar a sus gobernantes.


Vivir de acuerdo, se refleja como un espejo el chip de los militares: vestir iguales, marchar en formación, pensar lo mismo, no desacatar y tampoco ser disidente.

 Convivir en desacuerdo es el sumun del respeto humanitario, es la auténtica Democracia que nada tiene que ver con el sometimiento castrense a la nación convertida en una sociedad orweliana.   

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