NO HAY
SOLUCIONES MÁGICAS
Para
que se produzca el cambio que Venezuela necesita hay que abandonar muchas
cuestiones secundarias. Nadie hará por nosotros lo que nos corresponde hacer.
Ni siquiera tenemos derecho a invocar de manera permanente la protección de
Dios Todopoderoso. Él está demasiado ocupado y nosotros tenemos la obligación
de ayudarlo haciendo su carga menos pesada. Aquí puede pasar cualquier cosa,
pero las que deben pasar dependerán exclusivamente de nuestra decisión,
claridad y coraje para hacerlas realidad.
Quienes
me conocen sabe que el presidente Barak Obama no es santo de mi devoción. Sin
embargo, revisando materiales archivados desordenadamente en mi biblioteca,
encontré unas sencillas palabras que pronunció en Cartagena de Indias, en abril
de 2012. Entre otras cosas dijo: “… La historia demuestra que las naciones son
más fuertes y más exitosas cuando tienen legislaturas vigorosas, magistrados
independientes, una prensa libre, militares profesionales bajo control civil,
sociedades civiles fuertes y gobiernos que son transparentes y que atienden a
las necesidades de sus ciudadanos”.
El
régimen que gobierna en Venezuela camina en dirección radicalmente contraria a
estos elementales principios. Conduce al país hacia una tragedia cuyos efectos
son notorios. Ya no sabemos si se trata de un militarismo trasnochado o de un
marxismo pasado de moda y probadamente ineficiente. También parecería una
mezcla antihistórica que lo asemeja a las líneas maestras del Nacional
Socialismo –nazismo- hitleriano. En todo caso desapareció la democracia. El
orden constitucional es una caricatura y sin ley ni orden, la vida se ha vuelto
un caos insoportable. Una lucha por la supervivencia en la que cada cual tiene
la obligación de defender lo suyo, vida, familia, trabajo y bienes usando los
instrumentos que pueda tener a mano. Las consecuencias pueden ser dramáticas
para todos y, en general, para una nación que merece un destino mejor.
Con
revocatorio o sin revocatorio, el cambio es inaplazable. Maduro y Padrino López
están en el mismo barco aunque el comando del mismo pase de una mano a otra. No
hay rectificación en ningún área. Nuestra preocupación mayor está centrada en
la oposición y parte del vocerío de la MUD. En lo del diálogo y los encuentros
abiertos, encubiertos y secretos con voceros del régimen no hay suficiente
claridad. Es bueno advertir que en nombre de la unidad opositora no son
tolerables conductas reprochables ni errores graves de conducción. Como diría
Luis Betancourt Oteyza, unidad no puede ser complicidad. No podríamos aceptarlo
por nuestras convicciones y una trayectoria que tenemos la obligación de
honrar.
Lunes,
18 de julio de 2016
@osalpaz
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