En uno de los rincones de la Pequeña Habana, un monolito conmemora a los “mártires” de la invasión fallida de Bahía de Cochinos en 1961, una de las primeras intentonas de la CIA y el exilio cubano para acabar por el fuerza con el Gobierno socialista de la isla a lo largo de los años. Miami no oculta su condición de baluarte contra el castrismo, pero la violenta intransigencia de algunos sectores del exilio es cada vez más residual. Ya no se queman cuadros de artistas cubanos en el Museo Cubano de Arte y Cultura ni se ponen bombas contra las compañías que organizan viajes o envían paquetes a la isla. Salvo algunos actos esporádicos, la intimidación, el terrorismo y el boicot sin fisuras que marcaron las tres últimas décadas del siglo XX son historia.
Nada lo demuestra mejor que el Último Jueves de Temas, un foro de debate que reproduce en Miami el espacio del mismo nombre organizado en La Habana por la Revista Temas. La tertulia aborda toda clase de asuntos con voces de todo el espectro ideológico del exilio y figuras llegadas desde la isla, desde blogueros a diplomáticos, una idea impensable hasta hace solo unos años. “Lo que buscamos es crear espacios de diálogo entre cubanos porque, al final, el problema cubano lo vamos a tener que resolver entre nosotros, incluyendo a los de dentro y los de fuera del país”, asegura el organizador del foro, José Manuel Pallí, abogado y partidario del acercamiento promovido por el presidente Barack Obama.
Pallí salió de Cuba cuando tenía 8 años con rumbo a Argentina. Su padre fue el último presidente de la Compañía Cubana de Aviación antes de que fuera nacionalizada. “Hay que quitarle presión al concepto de que aquello es todo malo y esto es todo bueno”, asegura en un restaurante de Coral Gables. El viaje de Obama a la isla “no es más que un gesto simbólico para esta nueva era” que considera “irreversible”, aunque "le servirá a Estados Unidos para mejorar las relaciones con todo el hemisferio”.
Yordan Sedeño dirige el portal ‘Cubanos por el mundo’, donde publica artículos relacionados con su patria natal. “Miami ha cambiado mucho”, asegura en una entrevista telefónica. “Una parte, el exilio histórico que perdió su trabajo y sufrió las consecuencias de la dictadura, no está de acuerdo con nada, pero es gente mayor. Se han vuelto minoritarios”. Así lo reflejan las encuestas. El 73% de los estadounidenses apoyan el acercamiento a Cuba y, aunque el porcentaje baja entre los dos millones de cubano-americanos que hay en el país, es aún así mayoritario. El 43% de los cubanoamericanos han nacido en Estados Unidos, según el Pew Research Center.
DESEOS DE CAMBIO
“Los jóvenes quieren un cambio. Los 57 años de aislamiento no han dado resultados. Aunque nunca voté por él, creo que Obama ha hecho lo correcto”, añade Sedeño. Uno de esos jóvenes es la cineasta Janelle Gueits, directora del documental ‘13 Million Voices’, un film que documenta los años de trabajo que culminaron en el histórico concierto de Paz Sin Fronteras en La Habana, en el que artistas como Juanes o Miguel Bosé actuaron ante más de un millón de cubanos en la Plaza de la Revolución en el 2009. “Cuando empezamos a hablar con Juanes del documental, había mucha oposición, nadie quería que se hablara de Cuba, pero conseguimos que se hiciera el concierto y creo que ayudó para abrir un diálogo”, dice desde su estudio de ventanas abiertas en la ruidosa Pequeña Habana de Miami. Uno de sus abuelos perdió la vista en una de las cárceles de la Revolución y otro tuvo un periódico en la isla antes de abandonar el país.
Gueits no cree que Cuba haya cambiado políticamente o esté cambiando. “Eso es mentira, una gran operación de propaganda. La represión ha aumentado. La gente se sigue tirando al mar y los medios están muy vigilados”. Pero aboga por fomentar un “intercambio consciente” entre los dos países para potenciar a la sociedad civil con herramientas que le permitan, llegado el momento, liderar una transición. Su miedo es que la apertura económica se haga de forma descontrolada y ponga el país en venta. “Muchas empresas están corriendo para comprarse un pedazo de Cuba. El embargo se tiene que levantar, pero a su debido momento, porque si no se hace correctamente se corre el riesgo de que el país se convierta en un lupanar”.
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