LA GUERRA AVANZA
Desde
hace algunos años a esta parte, observamos el desarrollo de una creciente
confrontación mundial. En todas partes están de moda tanto la corrupción como
el terrorismo. Los escándalos estallan en todos los rincones del planeta. Nadie
está a salvo de las consecuencias de esta guerra del siglo XXI. Tiene
características propias, diferentes a las anteriores y está alimentada por
factores que no hemos querido tomar en serio. Los recientes sucesos de Bruselas
hablan por sí solos, a poca distancia de lo sucedido en París y el estado de
alerta general existente en el viejo continente y Estados Unidos.
El
terrorismo y la corrupción no perteneces a
ninguna ideología. Tampoco son patrimonio exclusivo de alguna
organización. Son herramientas criminales que existen en Estados tenidos como
respetables. También por grupos políticos de diferente signo y variada
naturaleza. También se hacen indispensables como instrumentos operativos de
organizaciones delictivas. Las dedicadas al narcotráfico en cualquiera de sus
manifestaciones hasta las tradicionalmente mafiosas, son ejemplos a considerar.
Esta
guerra contra el terrorismo y la corrupción, no puede agotarse en las palabras.
Tenemos la obligación de asumirla con todas sus consecuencias. Atacan a las
naciones y a sociedades enteras por el simple hecho de existir, de creer en los
principios y valores fundamentales de la vida en libertad y democracia. La
debilidad de muchos de nuestros gobiernos es aliada muy importante del
terrorismo y la impunidad consolida la corrupción que relaja a las
instituciones públicas y hasta a la vida privada de la gente. Por eso y mucho
más, los dirigentes tienen que concertar acciones rápidas, decididas y
corajudas. Lo peor es lo que pareciera suceder. Ignorar el peligro, mirar hacia
otra parte o esperar a que otros resuelvan y actúen por nosotros. Esto sucede
en buena parte de Latinoamérica. El mal avanza en nuestras narices.
No
he podido seguir de cerca la campaña electoral que se desarrolla en Perú.
Ignoro si estos temas están en el debate candidatural. Ojalá y las distintas
opciones tengan claridad para ver el problema y disposición personal y política
para enfrentarlo. Este país no escapa a los peligros que hemos señalado.
Significa demasiado para el vecindario y buena parte del mundo.
El
legendario David Ben Gurion dijo en alguna oportunidad: “Todos los expertos lo
son en lo que fue, pero no hay expertos en lo que será”. Para convertirse en un
experto del futuro hay que tener más visión que experiencia.
@osalpaz
Viernes,
25 de marzo de 2016
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