Blog de Víctor José López /Periodista

jueves, 8 de enero de 2015

EDDIE RAMÍREZ S. Terroristas de allá y de aquí




Los actos de  terrorismo  y de  violaciones a los derechos humanos  deben ser el tópico prioritario en las  Naciones Unidas para llegar a acuerdos de alcance mundial que permitan  erradicar esos flagelos. 
 Es inaceptable que en el siglo XXI ocurran estas demostraciones de barbarie  que  son  posibles por el apoyo directo o indirecto de  algunos gobiernos. No cabe justificación alguna, sea  por alegados  motivos religiosos,  por imponer algunas llamadas revoluciones, para presionar por  la independencia de un territorio o por  la ambición de un autócrata de permanecer en el poder.   
Sin duda son terroristas son los que asesinaron en Francia a trabajadores de la revista Charlie Hebdo, los del grupo Boko Haram que secuestran  niñas en Sudán, los que lanzan cohetes desde la Franja de Gaza hacia Israel, los chiitas que atentan contra sunitas y a la inversa, los  integrantes de las Farc, del ELN y paramilitares en Colombia, más de medio siglo de Régimen Castrista, los hoy arrepentidos de ETA  en España y del IRA en Irlanda del Norte,  los  que asesinaron estudiantes en México, pero también los que por mantenerse en el poder desatan un terrorismo de estado para combatir a  sus adversarios. 
¡Ya basta! 
El mundo civilizado no puede permanecer indiferente ante estos actos de barbarie. Ningún gobierno que apoye estos hechos  bochornosos o que los practique pude alegar su soberanía para oponerse a las intervenciones que  debería  realizar una coalición de países democráticos por mandato de la ONU.
La situación ha llegado a un grado tal de gravedad que  hoy en día nadie está a salvo y con el tiempo la situación se agravará si no se toman medidas contundentes en contra de los gobiernos que apoyan o que practican el terrorismo. La  violación a los derechos humanos es un acto de terrorismo practicado por cuerpos militares o paramilitares autorizados  por autócratas que no aceptan la disidencia.    Regímenes como los de Cuba, Siria, Bielorrusia y Zimbawe no deben existir. Tampoco el encabezado por Maduro  ya que, aunque hay una gran diferencia cuantitativa,  no es menos cierto que en Venezuela también se violan los derechos humanos, tanto por las policías del estado, como por integrantes de la Fuerza Armada y por grupos paramilitares  oficialistas eufemísticamente denominados colectivos. 
En algunos casos será necesaria la intervención de fuerzas militares, pero en otras sería  suficiente una ruptura de relaciones diplomáticas, una condena moral como puede ser la expulsión de la ONU y de otros organismos internacionales o sanciones a individualidades. Los bloqueos económicos han demostrado ser contraproducentes por afectar más a la población que a los gobernantes violadores.   En el caso de Venezuela sería suficiente una condena de la mayoría de los países democráticos. El resto del trabajo nos corresponde a los venezolanos.  Seguramente esta petición es una utopía, pero en algún momento, por simple supervivencia, las  principales  democracias del mundo deberán tomarlas y ojala no sea tarde.

eddiearamirez@hotmail.com Noticiero Digital, 8/1/15

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