El Nuevo País,
del lunes 22 de diciembre 2014.
Cuba utilizó a Venezuela
de camello para atravesar el desierto. El mito del comunismo que transformó a
Venezuela en un sufrido camello utilizado por otros, se desvaneció y lo dejó
solo, abandonado sin agua ni alimento.
El 11 de marzo del año 2013, el excanciller
de Venezuela, Simón Alberto Consalvi, fallecía sorpresivamente de un infarto,
después de escribir minutos antes un twitter: “Lean en El Nuevo País a Jurate
Rosales, Las venas abiertas de Venezuela”. El twit corrió por las redes
sociales, no por lo que escribí ese día, sino por la terrible coincidencia del
fallecimiento, porque fue la última misiva del exdiplomático.
Ese artículo del año
2013 se refería al avance técnico norteamericano para extraer petróleo de las
rocas, el “craqueo” de lutitas que dejaría el petróleo convencional de PDVSA
obsoleto. Entre los comentarios que suscitó, un lector mencionó en la red que
la advertencia debería ser tema de una sesión de la Asamblea Nacional
Venezolana, para evaluar los peligros económicos que amenazaban al país. Por
supuesto eso no se hizo. En cuanto al gobierno venezolano, nadie se dio por
enterado, nadie planteó el tema y mucho menos se tomaron medidas preventivas
por algo, que para entonces era más que evidente. Quien empezó a trabajar para
resguardarse, sin necesidad de leerme, fue Cuba. Venezuela fue dejada de lado,
aplicando en cierta forma la receta pregonada por el difunto Hugo Chávez, de
que a los camellos se les utiliza para atravesar el desierto y después se les
abandona (frase de Nietzsche en su obra Así habló Zarathustra).
En ese abandono hay varios
temas a tratar. Las conversaciones secretas entre Estados Unidos y Cuba
llevaban, según afirma el Departamento de Estado, 18 meses. Nicolás Maduro no
parece haber sabido nada de ellas al juzgar por su actitud frente a Estados
Unidos. Lo primero que debemos preguntar es ¿cómo funcionan los servicios de
inteligencia del gobierno venezolano? ¿Todavía existen, o Miraflores depende
exclusivamente de lo que los servicios cubanos se dignan de informarle? ¿Cómo
es posible que con la cercanía que existió hasta ahora entre Cuba y Venezuela,
el gobierno venezolano no haya picado adelante en el acercamiento a Estados
Unidos, igual como estos últimos picaron adelante a la Unión Europea que también
estaba en eso? ¡Algo que El Nuevo País, en la pluma de Rafael Poleo, se cansó
de advertir! ¿O es que los chavistas no leen?
Otra pregunta:
¿qué tiene de tan especial Cuba para haber servido de base importante a lo
largo de su Historia, primero a España, luego Estados Unidos, después a Rusia,
fue rescatada de esos padrinos por la ignorancia política de Hugo Chávez y
ahora vuelve al regazo del “gigante del norte”, según terminología de Maduro?
Cuba carece de yacimientos valiosos de cualquier tipo y su agricultura fue
destruida por el comunismo. Lo único que tiene es su situación geográfica que
le otorga la atención de los estrategas – recuerden la crisis de los misiles
entre Krushchev y Kennedy.
En los años 50, cuando Cuba
era una isla muy visitada por el turismo norteamericano debido a la cercanía y
vuelos cortos, por ende, baratos, tenía ese ingreso del turismo, pero también
existía la agricultura de la caña y del tabaco. Cuba exportaba azúcar, ron,
cigarros de calidad, además de fomentar un turismo muy activo, con el lujoso
show de Copacabana como atracción primordial. El comunismo mató la producción
agrícola y cambió el turismo de clase por la miseria de la prostitución de
calle.
Le quedó a Cuba su
situación geográfica a dos pasos de Florida, con las vías abiertas a todos los
continentes: Asia por Panamá, América del Norte y América del sur, el Caribe y
la vía a Europa. Su cercanía a Estados Unidos le brinda hoy su principal
ventaja, que nadie puede eliminar.
Pasemos ahora a Venezuela y a
la asombrosa – diríamos que insólita por increíble – ceguera de sus dirigentes.
La inconsciencia política de los venezolanos logró que en tres lustros apenas,
se haya despilfarrado una inmensa riqueza de un millón de millones de dólares y
de paso, mataron a la gallina de los huevos de oro que era PDVSA, se destruyó
la agricultura, la ganadería, las industrias y ahora el comercio – cosas que
necesitan décadas de crecimiento para producir a plenitud. Además, Hugo Chávez
hizo lo posible para destruir hasta lo indestructible, que es la situación
geográfica y si no lo logró, fue gracias a la consciencia de la Fuerza Armada
que no lo permitió. Debemos darles a los vilipendiados militares ese mérito y
reconocer que es lo único que preservaron, como el último bien que le queda al
país. Explico a continuación.
La dejadez de
Chávez en materia del Esequibo a cambio de votos en la OEA, el silencio ante
los movimientos de Guyana en la ONU para arrebatar a Venezuela su vital salida
al Atlántico por la boca del Orinoco, la penetración de la guerrilla colombiana
apoderándose de facto de la Goajira y de espacios en Apure, son delitos de
traición a la patria por descuidar las fronteras. Si no hubo abandono de la
isla de Las Aves donde la presencia venezolana garantiza al Estado un espacio
marítimo casi igual a su espacio terrestre, lo deben los venezolanos a su
Armada y cabe reconocerle ese mérito. Porque de no ser por los militares,
también esto estaba siendo entregado por Hugo Chávez.
¿Qué le queda
ahora a Venezuela como valor tangible para hacerse oír en la comunidad
internacional? La destrucción de sus valores ha sido tan profunda, que ni
siquiera sus inmensas riquezas mineras y petroleras son valoradas en este
momento, por la imposibilidad política, social y técnica de explotarlas, salvo
por la vía de entrega a manos foráneas. Porque hasta gran parte de su acervo
intelectual y técnico humano, ha sido empujado hacia la emigración a otros
países.
De tal manera que
en el naufragio “socialista-comunista” de Venecuba, la isla de los Castro flota
asida del salvavidas norteamericano, pero Venezuela está dejada a flotar como
pueda. Venezuela ha sido el camello, abandonado a su suerte.
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