Blog de Víctor José López /Periodista

sábado, 18 de octubre de 2014

EDUARDO FERNÁNDEZ Omar Lares

Fotografía: Cristhoferson Zamora

EDUARDO FERNÁNDEZ

Omar Lares

Fue un hombre bien informado en materia de gastronomía y de elegancia personal, no solo para vestir, sino sobre todo para vivir, escribir, y conversar
Murió Omar Lares. Esa muerte nos duele en el alma. Fue un gran periodista, una enciclopedia viviente en materia deportiva y en temas de interés general. Fue además un hombre bien informado en materia de gastronomía y de elegancia personal, no solo para vestir, sino sobre todo para vivir, escribir, y conversar. Fue lo que se llama una buena copa, un excelente amigo y una magnífica persona.
Tuve la suerte de ser su amigo. En una ocasión nos encontramos en la casa de un amigo común. Yo estaba con mi esposa y con mis hijos. Uno de ellos, Luis Eduardo, tenía apenas diez años y se enredó en una discusión con Omar acerca de historia de beisbol. Me apenó el atrevimiento de mi hijo que se daba el lujo de discutir con una autoridad en la materia. Unos días después tuve el agrado de recibir una llamada de Omar que me decía “te llamo para que le digas a tu hijo que él tenía razón. Verifiqué el asunto que discutimos. Dile que lo felicito”. Por supuesto me halagó mucho la llamada y me pareció muy noble de su parte haberla hecho.

Cuando fui candidato a la Presidencia de la República lo invité a una gira por los estados Táchira y Mérida, y disfrutó enormemente de aquellos paisajes bellísimos y de la hospitalidad de la gente andina.

También pasó algunos sustos memorables. Parte de la gira la hicimos en carro, pero otra parte la hicimos en helicóptero. Volar entre aquellas imponentes montañas era sobrecogedor y Omar me decía que él era “hombre de infantería” y no de aviación.
El sábado, me enteré de la muerte del amigo y me dolió mucho. El domingo leí su columna póstuma en el diario El Universal, Sprit, adornada como siempre por las fotografías de dos bellas mujeres, Carola Loperena y Sophia Loren.
En esa misma columna me dedica un amplio espacio que me abrumó y me emocionó muchísimo. Omar abre la última columna de su vida con un comentario de una gran generosidad acerca de mi actividad pública.
Es sobrecogedor sentirse digno de estar en el corazón y en el afecto de un amigo al borde de la muerte. Gracias Omar, gracias por tu amistad, gracias por tu afecto y por tu aprecio. Gracias por haber existido y por haber sido, durante tantos años, una referencia tan sabia para todos tus lectores, entre los cuales tuve el honor de contarme.
Que Dios te acoja en Su Santa Gloria. Adiós hermano, hasta siempre!

Eduardo Fernández  

@efernandezve

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