Ayer, al finalizar el programa, nos despedimos diciendo que nos ausentaríamos
por varios días por un compromiso familiar muy importante. Sin embargo, al
final de la tarde nos llaman de la línea aérea para decirnos que, por una
“contingencia” el vuelo había sido “reprogramado” para dos días después. Por lo
tanto no pude hacer el viaje y no pude honrar ese muy importante compromiso
familiar que tenía pendiente. Podría molestarme, podría despotricar contra la
línea aérea; sin embargo, no tiene mayor sentido. Sabemos por las que están
pasando las líneas aéreas en el país. Recordamos todavía ese chiste de pésimo
gusto sobre los aviones desviados al mundial de Brasil. Y sabemos que hay una
deuda de 4 mil millones de dólares, según la IATA, que el gobierno no termina
de enfrentar. De hecho la última que han inventado en el gobierno es que tal
deuda sencillamente no existe.
El problema de las líneas aéreas es el mismo problema que nos lleva, por
ejemplo, a la escasez de medicinas y equipos médicos. Ayer el doctor Rafael
Orihuela nos declaraba que en medicina el país ha retrocedido 50-60 años. Y
esto por una pésima administración. ¿Cómo puede ser que un país con tantos
ingresos en dólares, con un barril en promedio a 100 dólares haya llegado a
este estado de carraplana, de miseria? Tanto es así, que nos explicaba ayer el
doctor Francisco Monaldi, por ejemplo, que la venta de Citgo es, en medio de
muchas circunstancias, básicamente para buscar caja, porque se necesita
desesperadamente dinero. Nos decía Monaldi que Citgo puede estar valiendo
alrededor de 8 mil millones de dólares, sin embargo el gobierno está esperando
por ella 10 mil o 15 mil millones de dólares. Y ahí es donde llegamos a un detalle
singular: resulta que, según las denuncias de Giordani y la señora Betancourt,
por Cadivi se fueron más de 20 mil millones de dólares. En otras palabras, en
un gobierno serio, honesto y responsable, no tendrían que estar vendiendo Citgo
ni mucho menos, porque con lo que se fue por Cadivi sobraba para pagar tantas
cosas. Pero, gracias a esa administración manirota y corrupta, hemos llegado a
un país donde se leen este tipo de titulares. La Región, en Los Teques: “GNB
controla tangana por llegada de harina en un mercado pequeño”. El Tiempo, en
Puerto La Cruz: “Alboroto en cola para comprar leche dejó heridos y detenidos.
El comandante de la policía estatal dijo que un funcionario resultó lesionado
en la refriega en el supermercado.” Hasta plomo hubo allí.
Solo un gobierno maniroto y corrupto puede permitir que hoy por hoy tengamos
este titular en La Verdad, en Maracaibo: “Hacen falta billetes de 500 y de
1000. El papel más alto en Venezuela, el de 100 bolívares, el más usado, no
alcanza ni para comprar un kilo de cebolla”.Esto nos habla de la terrible
inflación que tenemos. Y El Nacional: “A la caza de champú y desodorante”.
Porque, por lo visto, ya ni siquiera aseados podemos estar.
Se nos dice en los slogans de propaganda del régimen: tenemos dificultades pero
tenemos patria. Patria, en realidad, parece que tienen solo unos.
Al respecto leo un trabajo de Bloomberg que será publicado en la Revista
Bloomberg Markets en el mes de septiembre. Redactado por los periodistas
Michael Smith and Anatoly Kurmanaev, dice:
El
capitán (r) del Ejército de Venezuela, Willian Biancucci, camina alrededor de
su muy amplia oficina en Caracas, muestra una edición roja de la Constitución
de Hugo Chávez. Está haciendo planes para comprarse un jet privado, para así
facilitar sus viajes al rancho de ganado que tiene en Brasil. Allí cría ganado
y lo envía en pie en barcos que navegan por hacia los puertos venezolanos.
Biancucci, de 55 años, creció muy pobre y ganó contratos para suplir a
Venezuela con estos bienes, gracias a su amistad con militares que están en el
gobierno. Su voz se alza con emoción cuando dice que es un devoto admirador de
Hugo Chávez desde la academia militar cuando el fallecido líder era su profesor
de historia.
En 1992, Biancucci y otros 140 oficiales se alzaron en una intentona golpista
dirigida por Chávez. La intentona falló pero Chávez fue electo seis años
después, y Biancucci vio como sus negocios florecieron. El socialismo -dice
Biancucci- es la solución para la pobreza.
“El socialismo de Chávez, me ha hecho personalmente rico”, dice él. “Yo soy un
socialista, pero amo tener dinero, cash en mis manos”, lo dice mientras exhibe
un puño donde imaginariamente hay una gran bolsa de dinero. El socialismo es
riqueza, dice Biancucci.
Pero es uno de los tantos venezolanos allegados a Chávez que amasaron riqueza
en los 14 años que tiene en el poder, el régimen. Ahora seguido por su sucesor
Nicolás Maduro, un antiguo chofer de autobús y líder sindical. Se dedican a la
distribución de comida, la banca y otras actividades.
Una mirada cercana a estos personajes nos dice cómo amasaron su fortuna en un
país con las reservas de petróleo más grandes pero que vive una parálisis
económica importante. Algunos de estos beneficiarios tienen mansiones de lujo
en Florida, viajan en jets privados y juegan polo.
Venezuela,
sin embargo, desde todo punto de vista es una economía fracasada. Bienes como
carne, harina, plásticos, autopartes y hasta agua, son escasos. La inflación
anual llega al 61% en el mes de mayo, la más alta en 122 países, que evalúa Bloomberg. Una tasa de
asesinatos de 24.773 el año pasado. El doble de hace una década.
Estas son apenas las dos primeras páginas de un reportaje de varias.
Después de haber leído esto y lo de los jets privados; después de leer sobre
tantos robos descarados, fortunas recientes y corrupción impune, entendí que no
tiene mayor importancia que una línea aérea nos diga que por “contingencia” el
vuelo ha sido “reprogramado” para dentro de dos días. Total, el gobierno
siermpre nos dirá que “tenemos patria”. Pero la verdad es que no. No solo no
tenemos patria, sino que cada vez vamos teniendo menos país.
Ayer, al finalizar el programa, nos despedimos diciendo que nos ausentaríamos
por varios días por un compromiso familiar muy importante. Sin embargo, al
final de la tarde nos llaman de la línea aérea para decirnos que, por una
“contingencia” el vuelo había sido “reprogramado” para dos días después. Por lo
tanto no pude hacer el viaje y no pude honrar ese muy importante compromiso
familiar que tenía pendiente. Podría molestarme, podría despotricar contra la
línea aérea; sin embargo, no tiene mayor sentido. Sabemos por las que están
pasando las líneas aéreas en el país. Recordamos todavía ese chiste de pésimo
gusto sobre los aviones desviados al mundial de Brasil. Y sabemos que hay una
deuda de 4 mil millones de dólares, según la IATA, que el gobierno no termina
de enfrentar. De hecho la última que han inventado en el gobierno es que tal
deuda sencillamente no existe.
El problema de las líneas aéreas es el mismo problema que nos lleva, por
ejemplo, a la escasez de medicinas y equipos médicos. Ayer el doctor Rafael
Orihuela nos declaraba que en medicina el país ha retrocedido 50-60 años. Y
esto por una pésima administración. ¿Cómo puede ser que un país con tantos
ingresos en dólares, con un barril en promedio a 100 dólares haya llegado a
este estado de carraplana, de miseria? Tanto es así, que nos explicaba ayer el
doctor Francisco Monaldi, por ejemplo, que la venta de Citgo es, en medio de
muchas circunstancias, básicamente para buscar caja, porque se necesita
desesperadamente dinero. Nos decía Monaldi que Citgo puede estar valiendo
alrededor de 8 mil millones de dólares, sin embargo el gobierno está esperando
por ella 10 mil o 15 mil millones de dólares. Y ahí es donde llegamos a un detalle
singular: resulta que, según las denuncias de Giordani y la señora Betancourt,
por Cadivi se fueron más de 20 mil millones de dólares. En otras palabras, en
un gobierno serio, honesto y responsable, no tendrían que estar vendiendo Citgo
ni mucho menos, porque con lo que se fue por Cadivi sobraba para pagar tantas
cosas. Pero, gracias a esa administración manirota y corrupta, hemos llegado a
un país donde se leen este tipo de titulares. La Región, en Los Teques: “GNB
controla tangana por llegada de harina en un mercado pequeño”. El Tiempo, en
Puerto La Cruz: “Alboroto en cola para comprar leche dejó heridos y detenidos.
El comandante de la policía estatal dijo que un funcionario resultó lesionado
en la refriega en el supermercado.” Hasta plomo hubo allí.
Solo un gobierno maniroto y corrupto puede permitir que hoy por hoy tengamos
este titular en La Verdad, en Maracaibo: “Hacen falta billetes de 500 y de
1000. El papel más alto en Venezuela, el de 100 bolívares, el más usado, no
alcanza ni para comprar un kilo de cebolla”.Esto nos habla de la terrible
inflación que tenemos. Y El Nacional: “A la caza de champú y desodorante”.
Porque, por lo visto, ya ni siquiera aseados podemos estar.
Se nos dice en los slogans de propaganda del régimen: tenemos dificultades pero
tenemos patria. Patria, en realidad, parece que tienen solo unos.
Al respecto leo un trabajo de Bloomberg que será publicado en la Revista
Bloomberg Markets en el mes de septiembre. Redactado por los periodistas
Michael Smith and Anatoly Kurmanaev, dice:
El
capitán (r) del Ejército de Venezuela, Willian Biancucci, camina alrededor de
su muy amplia oficina en Caracas, muestra una edición roja de la Constitución
de Hugo Chávez. Está haciendo planes para comprarse un jet privado, para así
facilitar sus viajes al rancho de ganado que tiene en Brasil. Allí cría ganado
y lo envía en pie en barcos que navegan por hacia los puertos venezolanos.
Biancucci, de 55 años, creció muy pobre y ganó contratos para suplir a
Venezuela con estos bienes, gracias a su amistad con militares que están en el
gobierno. Su voz se alza con emoción cuando dice que es un devoto admirador de
Hugo Chávez desde la academia militar cuando el fallecido líder era su profesor
de historia.
En 1992, Biancucci y otros 140 oficiales se alzaron en una intentona golpista
dirigida por Chávez. La intentona falló pero Chávez fue electo seis años
después, y Biancucci vio como sus negocios florecieron. El socialismo -dice
Biancucci- es la solución para la pobreza.
“El socialismo de Chávez, me ha hecho personalmente rico”, dice él. “Yo soy un
socialista, pero amo tener dinero, cash en mis manos”, lo dice mientras exhibe
un puño donde imaginariamente hay una gran bolsa de dinero. El socialismo es
riqueza, dice Biancucci.
Pero es uno de los tantos venezolanos allegados a Chávez que amasaron riqueza
en los 14 años que tiene en el poder, el régimen. Ahora seguido por su sucesor
Nicolás Maduro, un antiguo chofer de autobús y líder sindical. Se dedican a la
distribución de comida, la banca y otras actividades.
Una mirada cercana a estos personajes nos dice cómo amasaron su fortuna en un
país con las reservas de petróleo más grandes pero que vive una parálisis
económica importante. Algunos de estos beneficiarios tienen mansiones de lujo
en Florida, viajan en jets privados y juegan polo.
Venezuela,
sin embargo, desde todo punto de vista es una economía fracasada. Bienes como
carne, harina, plásticos, autopartes y hasta agua, son escasos. La inflación
anual llega al 61% en el mes de mayo, la más alta en 122 países, que evalúa Bloomberg. Una tasa de
asesinatos de 24.773 el año pasado. El doble de hace una década.
Estas son apenas las dos primeras páginas de un reportaje de varias.
Después de haber leído esto y lo de los jets privados; después de leer sobre
tantos robos descarados, fortunas recientes y corrupción impune, entendí que no
tiene mayor importancia que una línea aérea nos diga que por “contingencia” el
vuelo ha sido “reprogramado” para dentro de dos días. Total, el gobierno
siermpre nos dirá que “tenemos patria”. Pero la verdad es que no. No solo no
tenemos patria, sino que cada vez vamos teniendo menos país.
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