EL PAÍS DESTROZADO
CON UNA NACION A CAPELA
Víctor
José López
Cuando
a ritmo de pitazos, y en cadena nacional de Radio y Televisión, Hugo Chávez acabó con
PDVSA.
La nación protestó a capela.
Sin hacer mucho ruido el país vio cómo la inefable Guardia Nacional sacaba por la fuerza y a media noche a niños y ancianos y los dejaba al desamparo. Eran los pecadores, traidores a la patria por el lamentable hecho de ser familiares de los técnicos petroleros venezolanos.
La nación protestó a capela.
Sin hacer mucho ruido el país vio cómo la inefable Guardia Nacional sacaba por la fuerza y a media noche a niños y ancianos y los dejaba al desamparo. Eran los pecadores, traidores a la patria por el lamentable hecho de ser familiares de los técnicos petroleros venezolanos.
La
petrolera hoy está en el filo de la navaja, con un tufillo de quiebra que se intensifica desde que el todopoderoso Rafael Ramírez tomó en sus manos las bridas del potro de la patria. Hace ya rato los técnicos venezolanos, perseguidos y acosados por el régimen, siembran progreso y prosperidad en otras
naciones y en los más diversos horizontes.
No
con un pitazo, pero sí con acciones irresponsables, Nicolás Maduro acabó con la
Industria Automotriz Venezolana.
Fue la más expedita de las acciones para parecernos, acercarnos más a la miseria cubana. Con la desaparición de la producción de unidades automotores han desaparecido centenares de miles de fuentes de trabajo, generadas por fábricas, industrias privadas, distribuidores y desarrolladores de las partes automotrices que le dieron fuerza y estabilidad a un amplio segmento de la sociedad venezolana.
Fue la más expedita de las acciones para parecernos, acercarnos más a la miseria cubana. Con la desaparición de la producción de unidades automotores han desaparecido centenares de miles de fuentes de trabajo, generadas por fábricas, industrias privadas, distribuidores y desarrolladores de las partes automotrices que le dieron fuerza y estabilidad a un amplio segmento de la sociedad venezolana.
Hoy
como ayer lo hicieron los petroleros, los industriales de la Industria
Automotriz ingresan al desesperado segmento de la miseria socialista venezolana,
Hoy
se ha borrado de un plumazo la Industria del Turismo.
Hemos desterrado, por incumplimiento de obligaciones, a las líneas aéreas, nacionales y extranjeras. Redujimos a su mínima expresión el parque aeronáutico nacional y el mundo, que crece alrededor del Turismo, como lo hacen España, Grecia y Portugal que ya crecen, gracias al recurso del turismo y salen de una crisis terrible.
Hemos desterrado, por incumplimiento de obligaciones, a las líneas aéreas, nacionales y extranjeras. Redujimos a su mínima expresión el parque aeronáutico nacional y el mundo, que crece alrededor del Turismo, como lo hacen España, Grecia y Portugal que ya crecen, gracias al recurso del turismo y salen de una crisis terrible.
La
toma de los hoteles, convertidos en covachas y lupanares, con la fuerza de la
revolución, indicaba la ruta que íbamos seguir.
Los
venezolanos, siempre a capela, creían en mentiras repetidas. No creyeron en las
denuncias de los integrantes del Grupo Garibaldi, ese grupo de albañiles del
comunismo que con el testimonio de Héctor Navarro, Jorge Giordani, Mario Silva,
Aponte Aponte , confirmaron la terrible corrupción del aparato de gobierno y su
partido político al recurrir con redoble de campanas a sus gastos electorales
con el único propósito de mantener la presidencia con recursos procedentes directamente del erario público.
Jorge
Giordani cayó de su pedestal de mentiras, como caen los castillos de naipes.
Cayo vestido de cómplice de las
malversaciones por él mismo denunciadas.
Así
y para salud de la nación, debe caer el
chavismo que ha violado los artículos 52, 54, 56 y 68 de la Ley contra
la Corrupción.
Todo
dentro de la Constitución, porque fuera de ella está el régimen fundado por el
corruptor mayor Hugo Chávez.
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