sjguevaragarcia@gmail.com / @SJGuevaraG1
Una periodista de la fuente política le confiesa a un
entrañable amigo y compañero de afanes que está intrigada y perpleja por la
autocensura que se han impuesto muchos otrora declarantes. La MUD, por su lado,
pareciera haberse mudado a otro país. ¡Preocupa, claro que preocupa!
He señalado con reiteración diversos temas nacionales que
deberían estar en la agenda pública opositora, pero que están ausentes por
autolimitación: el manipulado manejo actual de los temas macroeconómicos y el
anunciado “programa” de ajustes, la crisis interna del oficialismo, la
“reingeniería” organizativa de la oposición, etc.
El campo de la opinión política parece estar afectado por un
decreto de silencio voluntario de las fuerzas que deberían estar adversando al
perverso régimen que nos arruina y entrega, pero como que andan viendo si hay
luna creciente o menguante.
Si no fuera por el campo oficialista –pleno de críticas y recriminaciones-,
uno diría que hay lo que los marinos llaman una “calma chicha”: la quietud de
las aguas que precede a la tormenta. Travieso uno, llega a desear que ojalá fuere
así: que haya “algo” en camino. Pero, recobrada la sensatez, es mejor convencerse
de que, como dicen mis alumnos apureños, “deseos no empreñan”.
Y que toca asumir la agenda política de estos precisos
tiempos. La que interpele y deslegitime al régimen. La que lo vacíe
políticamente. La que demuestre sus oscuros intereses. La que lo supere en el
plano de las propuestas, etc., etc. Problemas y temas sobran.
Pero, la MUD anda con su no-agenda. Ledezma anda creyendo en
pajaritos preñados “dinamizados”. El resto no asume el reto organizativo. El
país nacional anda desconcertado. El pueblo llano anda “bachaqueando”. Hay un
preocupante clima de opinión. Por tanto, mayor debilidad política. Malos
tiempos para la nación.
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