Blog de Víctor José López /Periodista

martes, 3 de junio de 2014

Santiago José Guevara García TRAS BASTIDORES



TRAS BASTIDORES



El régimen y la banca de inversión internacional están “guisando” los menguados ingresos de los venezolanos y llevando al país a mayores niveles de riesgo político. Están preparando tras bastidores un ajuste más severo que el que ya está en curso sin haber sido anunciado.

Adelantan y preparan una reforma fiscal, basada en alzas tributarias y de tarifas y nuevas emisiones de deuda externa, a un costo elevadísimo, sabida la pésima situación crediticia del país, con más de 10 puntos de sobrecosto por encima de los mejores valores del mercado financiero internacional.

En los últimos seis meses, ya PDVSA ha contraído nueva deuda externa cercana a los 10.000 millones de dólares y el Banco Central le ha transferido otros 75.000 millones de dólares. Se supone que PDVSA debería generar y no demandar recursos financieros.

Eso sucede en un año de alto servicio de la deuda externa. Está por encima del 20% de las exportaciones estimadas. Para pagar y no ahogar la producción, el comercio, el consumo y su propio gasto, el régimen va a tener que emitir nueva deuda. Pero, en un país colapsado y en una recesión que se prolongará, de no cambiar las cosas, al menos por dos años. Lo estábamos advirtiendo desde el año pasado y lo puntualizamos en enero.

En esa situación, no cabe un aumento de la presión fiscal, porque empeoraría las cosas. Y tanto una reforma tributaria, como el mantenimiento del nivel de gasto o su alza, con tan baja eficiencia, agravarían la situación.

Lo que toca es un recorte sustancial del gasto, la recuperación de todas las fuentes de ingresos externos y la concentración del gasto estatal en la asistencia y promoción de los sectores productivos de mayor capacidad de empleo y mantenimiento del poder adquisitivo.

Todo gasto en exceso, ineficiente o político debería ser eliminado. Armamentos, fondos con opacidad administrativa, geopolítica, política internacional, publicidad política, misiones redundantes, etc., deben ser recortados.

Es lo que interesa a la nación, pero es contrario al proyecto político del régimen y a los intereses de la banca gestora de deuda externa. Hay, entonces, un dilema planteado: o la nación o los que ganan con su ruina, destrucción y turbulencias.

El régimen debería tomar en serio la advertencia de un banco internacional de que la única solución a la situación actual es su relevo.

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