¿Dónde está
la oposición?
Santiago
José Guevara García
Hay
al menos dos asuntos de interés nacional que requieren una oposición con
capacidad de acción y respuesta: 1) la inminencia de que la continuación del
sibilino ajuste económico en curso sea aún más draconiano, 2) el seguimiento –y
respuestas- a la crisis interna del oficialismo. Ni la una ni el otro están
presentes de manera neta en la agenda política opositora.
A
lo primero, los economistas de la MUD no han dicho ni pío; mucho menos, la
dirección política. Con su silencio están permitiendo que se deslice el diseño
que régimen y banca de inversión nos tienen preparado: alzas de precios,
tarifas, impuestos, devaluación fuerte y nueva deuda externa de alto costo.
Sigan los medios y notarán cómo nos están cocinando lentamente.
Mientras
eso avanza, al régimen se le complica su situación, la cual, solo por la
debilidad o indiferencia de la oposición –tanto del lado de la MUD, como de “La
Salida”- no constituye un momento político propicio al fortalecimiento de una
real capacidad de cambio político.
Una
y otra cosa referidas se relacionan. El régimen quiere dar una vuelta de tuerca
fuerte por el lado de la economía. Pero, se le ha alborotado la casa, no
termina de resolver los ascensos militares, se le complica el congreso
planeado, se le pasa el tiempo y se le viene encima un año electoral.
La
oposición, por su lado, vive en el limbo (o a sus capitostes no les conviene
agitar las aguas). Eso se entiende para los partidos y sectores alrededor de la
MUD, pero no para los que orbitan alrededor de una solución transicional
pronta. Quiero decir que se entiende que la MUD no haga nada, pero no debería
ser así en el liderazgo emergente de “La Salida”.
El
mensaje final está dirigido a los “salidistas”: está planteado oponerse al
“paquete” del régimen y la banca de inversión. Giordani dio pistas. Pero, no se
asumen. Ni la oposición al “paquete”, ni una posición alterna al régimen se
perfilan. Hay un preocupante vacío opositor. En lo macro, quiero decir. Ante
ese vacío, malos presagios para Venezuela y los venezolanos.
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