La política social
En Venezuela, durante
los últimos años, veníamos superando la pobreza. Así lo confirmaban estudios
como el del profesor Luis Pedro España (Ucab).
Eso
sería un motivo de celebración si no fuera porque esa mejora en los índices de
pobreza obedecía a razones coyunturales: la inmensa cantidad de recursos que
entraron al país y circularon en la economía y las políticas distributivas que
diseñó el Gobierno a través de las misiones mejoraron circunstancialmente el
ingreso de las familias.
Lamentablemente,
esa tendencia viene revirtiéndose. Según el INE, el porcentaje de hogares que
viven en situación de pobreza está aumentando. Entre el año 2012 y 2013, el
porcentaje de familias pobres pasó de 21,2% a 27,3% y el de familias en pobreza
extrema de 7,1% a 9,8%. Esas cifras no significan mucho en un papel, pero
representan un drama en la realidad. Son 733.000 personas más, muchas de las
cuales son niños viviendo en condiciones infrahumanas.
Una
política social orientada a distribuir la renta petrolera ayuda muy poco a
resolver el problema de la pobreza porque no ataca las causas estructurales.
Las políticas asistencialistas son moralmente obligatorias cuando hay familias
viviendo en pobreza extrema que no tienen qué comer ni techo donde vivir; y el
Estado y la sociedad en su conjunto están en la obligación de asistirlas. Pero
toda política social tiene que estar dirigida a crear condiciones para que la
gente, con su propio esfuerzo, pueda salir de la pobreza de forma definitiva.
Son un atentado contra la dignidad las políticas populistas que someten a la
gente a la esclavitud de tener que estar con la mano extendida dependiendo de
las dádivas de un Estado sobreprotector.
La
mejor política social es una buena política económica que crea empleos
productivos y bien remunerados. Esa política es indispensable, pero no
suficiente. Debe estar acompañada de un Estado fuerte y eficiente que lleve
adelante una política social que desarrolle el capital humano.
El
problema más urgente que tenemos que resolver en Venezuela es la enorme
desigualdad social. Esta tiene su origen en el bloqueo que tienen los sectores
de más bajos recursos al acceso a una educación de calidad.
La
crisis económica que estamos viviendo nos presenta un panorama muy preocupante
en el futuro inmediato. Atender ese problema con seriedad es nuestra primera
responsabilidad.
Pedro Pablo Fernández
peruchofernandez@gmail.com
@pedropabloFR
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