LUTO PROFUNDO E IRREPARABLE
La muerte de Ramón J. Velásquez no
nos sorprendió. La esperábamos desde algún tiempo en el cual, la dosis de
tristeza y hasta de nostalgia por su eventual ausencia, crecía en nosotros.
Se despidió de su tierra uno de
los hombres más valiosos de la Venezuela del siglo XX y del siglo XXI. No digo
que el país lo haya perdido. No. Sus enseñanzas y su ejemplo, su extraordinaria
labor literaria y política, sus libros, ensayos y artículos de la más variada
naturaleza quedarán para siempre a la orden de las nuevas y viejas
generaciones. Pero no solamente se trata de eso. Ramón Jota también dejó muchos
testimonios de grandeza humana y espiritual. De coraje insobornable frente a la
dictadura de Pérez Jiménez. Valor probado ante las amenazas y presiones sostenidas
por regímenes que se alejaban de las convicciones fundamentales de un demócrata
integral.
Tambièn podríamos emborronar
muchas cuartillas hablando del ser humano. Honrado a carta cabal, buen amigo y
compañero, eficiente servidor público, atento y amable con propios y extraños.
En lo personal le debo el haberme invitado a escribir en El Nacional e
introducirme con Miguel Otero Silva. Con ambos mantuve una amistad enorme, a
pesar de las diferencias de edad y de circunstancias existenciales.
Sería interminable e innecesaria
hacer la lista de los trabajos realizados, pero el valor de “La caída del
liberalismo amarillo” y de “Confesiones imaginarias” referido a Juan Vicente
Gómez, son de obligatoria lectura para esos jóvenes políticos actuales poco
dados al estudio de la historia y para nosotros también, para que no olvidemos
condicionantes de cuanto nos está pasando. Secretario de la presidencia con
Rómulo Betancourt, ministro de comunicaciones con Caldera I, Presidente de la
República en momentos dramáticos entregando el cargo con dignidad y eficacia.
Al esposo, padre, hombre de
familia, excelente conversador y maestro el testimonio de nuestro respeto y
afecto. Gracias doctor Velásquez. La vida sigue y usted nos ha enseñado a
seguir con ella.
oalvarezpaz@gmail.com Lunes, 30 de
junio de 2014
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