SANTIAGO GUEVARA Pensar otro país

LA GATA EN LA BATEA

Santiago José Guevara García

sjguevaragarca@gmail.com / @SJGuevaraG1

Permítanme comenzar por la referencia a dos gozos: 1ª) la extensa circulación privada y comentarios favorables a nuestro análisis crítico de las posiciones de Aveledo y los economistas MUD sobre la obra “económica” del régimen y 2ª) la consideración, por una página de economía, entre los economistas venezolanos de mayor influencia en Twitter.

Teníamos pendiente completar el uso de indicadores (relojitos, los llamábamos la semana pasada) que muestren la falsedad del manejo gubernamental según el cual estamos en presencia de un modelo económico exitoso.

Y a eso vamos. Lo productivo (tasa de crecimiento del PIB), los precios (tasa de inflación), lo fiscal (gasto público, financiamiento estatal y déficit público), lo monetario (nivel de liquidez), lo externo (tasa de cambio, importaciones, crédito externo, etc.) muestran situaciones y perspectivas claramente negativas. En casos, somos los últimos del mundo.

Pero no solo eso. Universalmente se usa una panoplia de indicadores de síntesis (Doing Business, Competitividad, Transparencia, Libertad Económica, Índice de Miseria, etc.), en los cuales también estamos de últimos,... ¡o casi!

Pero dónde la gata se le cae en la batea al régimen es en el área en la cual se pavonea más: la social. Pues resulta que en el retorcido y manipulado análisis del Vice Ramírez y otros, ciertos éxitos en lo social son evidencia del fulano modelo económico.

Pues, resulta que se viene de conocer el pésimo desempeño del país en un indicador social de síntesis: la mortalidad materna. Pasa que en los modelos demográficos, las fallas en la mortalidad son siempre el efecto de fallas previas de bienestar y del sistema de salud.

O sea, señores del régimen, si en lo económico estamos muy mal y también mal en lo social, ¿dónde es que está el modelo exitoso? Pregúntenle a cualquiera en una cola por gas doméstico, en un país en el cual, hasta hace poco se decía que íbamos a llevar gas hasta Argentina. ¡No me vengan!