DE NUEVO LAS
DROGAS
Desde poco antes de 1984 nos ocupamos del tema. Con
seriedad y profundidad, ajenas a cualquier interés político, electoral o
personal. Ese año fueron planteadas por mí en la Cámara de Diputados, las
incipientes preocupaciones con relación al tema de las drogas, derivadas de las
informaciones que recibíamos de Colombia. Se designó una Comisión Especial para
que en plazo de 90 días presentara conclusiones al respecto. Con la
extraordinaria asesoría de unos asesores encabezados magistralmente por Bayardo
Ramírez Monagas y César Naranjo O., presentamos el proyecto de Ley sobre
Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, al poco tiempo ley de la república
(ley anti-drogas). Allí se indicaban políticas concretas para la prevención,
represión, rehabilitación y lo relativo a la seguridad ciudadana y salud
pública. El debate generó algunas manifestaciones críticas en aspectos
importantes. La mayoría recogidas. Especialmente las formuladas por Alberto
Arteaga Pérez, para entonces decano de la Facultad de Derecho de la UCV. 30
años después duele reconocer que el problema creció en proporción geométrica.
Los sucesivos gobiernos no le dieron la trascendental importancia que tiene.
Especialmente el actual. En el mundo e internamente, existen fundadas sospechas
de la presencia de los tentáculos del narcotráfico en todas las áreas
importantes de la vida nacional
Civiles y militares son señalados. Nadie informa. El
sector oficial mantiene un silencio cómplice inquietante. Se exigen formalmente
explicaciones que nunca se dan para despejar dudas internas y externas. Es el caso
de la Audiencia Nacional de España, o de autoridades colombianas, concretos
como el de Mackled, entre otros.
Los informes de agencias internacionales, especialmente
en Europa y Estados Unidos, señalan a Venezuela como país de alto tráfico y
lavado de capitales. Ahora también como productor. La nación sigue ciega, sorda
y muda.
oalvarezpaz@gmail.com Lunes, 19 de mayo de 2014
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