Leopoldo López se
convierte en líder de la resistencia venezolana, desafía al régimen
militar deMaduro y se entrega para defenderse ante una Justicia corrompida tras una jornada de grandes marchas y protestas de un pueblo en rebeldía democrática.
EL PAÍS, Madrid
LEOPOLDO ES VALENTÍA, HONESTIDAD Y DIGNIDAD,. LOS VALORES QUE RESCATA EL LÍDER ANTE LA BARBARIE DEL CHAVISMO |
“La salida tiene que ser pacífica, la salida
tiene que ser dentro de la Constitución, pero también tiene que ser en la
calle”. Fueron palabras de Leopoldo López, dirigente de Voluntad Popular, antes
de entregarse a funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana. López estaba
en busca y captura desde el miércoles 12 de febrero por orden de las
autoridades venezolanas, quienes le imputan la instigación de lasprotestas opositoras que desde ese mismo día sacuden al
país.
Luego de su entrega, el exalcalde del municipio
Chacao de Caracas fue trasladado a la cercana sede de la policía política,
Sebin (Servicio Bolivariano de Inteligencia), donde prestaría declaración y
podría quedar detenido. Decenas de miles de personas atendieron alllamamiento hecho
por el propio López desde la clandestinidad para congregarse en la plaza Brión
de Chacaíto. Piquetes de la Guardia Nacional y de la Policía Bolivariana se
habían plantado desde temprano para bloquear el paso al lugar. Vehículos
blindados los apoyaban. Su objetivo era sostener la promesa del Gobierno: el
“fascismo” no volvería a entrar al municipio Libertador (centro de Caracas),
cuya frontera con el rico municipio Chacao atraviesa los adoquines de la plaza.
Que los cuerpos de
seguridad del Estado hayan mantenido esa línea no significó, por otra parte,
que López tuviera que desdecirse de sus ofertas. Cuando convocó a la
concentración por un vídeo que colgó en su cuenta de Twitter,
el líder opositor aclaró que los eventuales asistentes —a quienes pidió ir
vestidos de blanco— lo acompañarían “hasta un cierto punto”, para evitar
enfrentamientos y violencia. Así fue, literalmente; la muchedumbre reunida
escuchó palabras de la diputada María Corina Machado, la actual aliada de López
en la campaña insurgente que han denominado La Salida, montada en el remolque
de un camión sobre el que se improvisó una tribuna. Apenas terminó sus palabras,
de entre la multitud apareció Leopoldo López, que caminó, entre consignas y
empujones, un centenar de metros desde la avenida Francisco de Miranda hasta el
primer cordón de agentes antidisturbios.
Allí tomó un megáfono para dirigir un corto
discurso a la multitud que difícilmente podía oírlo. Explicó que,
contrariamente a lo que señalan sus críticos dentro de la oposición, las
protestas de los últimos días sí tienen propósitos definidos: “Protestamos por
los reprimidos, protestamos por los que han sido asesinados, protestamos por
los que no tienen empleo”. Aseguró que nunca se plantearía abandonar el país, y
que era consciente de que se entregaba a una “justicia injusta” en la que la
fiscalía recibe órdenes del Ejecutivo.
A simple vista, quienes
acudieron al llamado eran jóvenes en su mayoría. Muchos garabatearon lemas
sobre cartones que mostraban a quien quisiera leerlos y también a quien no,
como los soldados de la Guardia Nacional que resguardaban el acceso norte. Los
muchachos les ponían los mensajes en las caras. Sorprendentemente, eran pocas
las consignas en favor del líder perseguido. A menudo, se referían a la
situación de crimen e inseguridad que reina en Venezuela.
Otras figuras de la oposición se hicieron presentes en el acto. La
plana mayor de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), representada por su
excoordinador, Ramón Guillermo Aveledo, y el excandidato presidencial, Henrique
Capriles Radonski, se sumaron tras marchar desde el cercano comando de la
Alianza. Fue significativo, sin embargo, que no los invitaron a dirigir
palabras a los presentes y que su presencia no se anunciara por megafonía.
Parece otro episodio que simboliza la frágil convivencia que prevalece entre la
directiva de la MUD, ganada a una estrategia de acumulación de fuerza
electoral, y la corriente de López y Machado, que impulsa la protesta desde la
calle.
La multitud supo
sobreponerse a un momento previo de confusión. Antes de aparecer López, los
oficiales de la Guardia Nacional que comandaban la custodia de la plaza Brión
empezaron a correr la voz de que los líderes opositores, ante el bloqueo del
sitio, habían optado por mudar la protesta a la Plaza Altamira, tradicional
bastión opositor, algo más al este. Algunos mordieron el anzuelo, pero la
mayoría de los manifestantes marchó al lugar correcto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario