¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.” (Mateo 7:1-5).
Este fragmento de la Biblia que ha quedado como enseñanza permanente para la Humanidad es perfectamente aplicable a Maduro por su rechazo a que las figuras de Mónica Speer y su marido sean utilizados con fines propagandísticos y perversos para aprovecharse de la imagen de los desaparecidos. Pero bueno es que acaso el país y el mundo no observan como éste caballero ha exprimido hasta casi secarla la imagen de Hugo Chávez. No son los discursos de Chávez, los ojos de Chávez, los acompañantes a cada hora de quien prenda la televisión oficial , o cometa la tontería de escuchar los somníferos discursos de Maduro. No es capaz de hilvanar diez palabras sin que aparezca el nombre del Comandante Eterno. Entonces, ¿con qué autoridad puede señalarse que se cultiva con la muerte, él que ha llegado y se mantiene en el poder gracias a la autorización sin pudor de un desaaprecido?. Definitivamente vivmos en tiempos de engaño en la que debemos escudriñar cuidadosamente a ver si encontramos alguna verdad, sobre todo cuando proviene de labios que sólo saben mentir.
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