El Papa y la desigualdad
Un análisis de
cómo los cubanos ven al Papa Francisco y sus cuestionamientos al "libre
mercado", al comunismo y a la especulación financiera
JOSÉ MANUEL PALLÍ/MIAMI, ESPECIAL DLAv 27/12/ 2013
Los cubanos
parecemos haber perdido el don de la elocuencia, por lo menos los que habitamos
este patio Miamero. Y no solo por aquello de llamar “comunista” a todo aquel
cuyas ideas difieren de las nuestras, sino por nuestra cada vez mas marcada
incapacidad para conmover a tantos “comunistas” en nuestro derredor.
El drama
de nuestra insuficiencia crónica en materia de persuasión nos lleva a sustituir
el calificativo de “comunista” por algunos presuntamente mas potables
(“populistas”, “socialistas del siglo XXI”, etc.) pero que, a la hora de la
verdad, no nos hacen ver como mas convincentes a los ojos de casi nadie –salvo
de aquellos que padecen males parecidos a los nuestros.
Pero quienes padecen
males parecidos a los nuestros se parecen al proverbial ‘coro de la iglesia’,
cuyos miembros no siempre necesitan de la prédica, elocuente o no, del pastor.
Eso nos sitúa en un recurrente diálogo (que es casi un monólogo) con quienes
ven al mundo de la misma manera que nosotros, sin aventurarnos más allá de ese
círculo (para nosotros virtuoso) con consecuencias claramente viciosas para
nuestra “causa”. De ahí que prácticamente todas las naciones de la ONU le den
la espalda a dicha “causa”, que la iglesia cuya fe profesamos se avenga a
dialogar y negociar con nuestro némesis, y que hasta algunos de nuestros pocos
“aliados” (el más reciente el presidente de Colombia) tomen una posición
abiertamente adversa a la nuestra. Vemos, en consecuencia, un mundo cada vez mas
lleno de “enemigos”, todos ellos “comunistas”…
Pero el colmo de nuestra falta
de elocuencia llega con la decisión de alguna de nuestras mejores plumas y
mentes que han optado por ver uno mas de tantos enemigos nada menos que en
quien es, probablemente, el Papa más popular de la historia (ayudado, es
cierto, por esta era del “social media”), a quien algunos llaman “populista”
(cuando no lisa y llanamente ‘comunista’). Y lo vemos así porque nos sorprende
que Francisco tenga el tupé de cuestionar algunos de los muchos excesos del
“mercado”, critique al consumismo, a la especulación financiera y a una
inequidad cada vez mas rampante, en nuestra sociedad y en muchísimas otras.
Lo que dice el Papa no hace sino reflejar una frase citada por la periodista
Peggy Noonan en una columna de nuestro principal periódico financiero,
atribuida a un exitoso hombre de negocios -un "billonario" con
grandes cantidades invertidas en Wall Street: "Detesto cada subida del
mercado de valores, porque sé que cada alza nos acerca un poco más a las
guillotinas".
Este caballero -que a algunos les puede parecer andaluz,
pero que no lo es- se confiesa aterrado por la enorme y creciente distancia que
separa entre nosotros a quienes, como él, están en la cima del poderío
económico, y quienes no han comenzado a escalarla porque, sencillamente, no
pueden.
Este hombre ve a esa distancia en el nivel de ingresos que separa a
ambos polos de nuestra sociedad como extrema, dramática y estática. Y es que
quienes no reconocen la existencia de un "bien común" que pueda
servir de parámetro para, de alguna manera, moderar (si no condicionar) los
excesos que llevan a ese distanciamiento entre los muy poquitos y los muchos en
nuestra sociedad, no pueden sino estar aterrados por las enseñanzas (tanto por
sus escritos como por sus acciones, que son aun mas relevantes) de
Francisco.
Y el embate de este ciclón vestido de blanco no va a cejar, sino a arreciar
con el tiempo. El Ciclón le dicen también al equipo de fútbol del que es
simpatizante este Papa, San Lorenzo de Almagro, equipo que acaba de coronarse
campeón en el torneo argentino.
Cualquiera que haya visto jugar a San Lorenzo
entenderá que estamos ante un Papa que hace milagros en vida. Pero el rechazo a
la encíclica de Francisco no pasa por una cuestión de fe, sino por la fe
desmedida al de quienes creen que es posible encontrar la respuesta a todos los
problemas que aquejan al mundo de hoy en las novelitas de Ayn Rand y en las
ocurrencias de Ronnie Reagan y Maggie Thatcher. Quienes llaman populista al
Papa consideran a la obra, los dichos y milagros de esa particular trinidad
como si fueran la base de toda una serie de dogmas incuestionables (para ellos
la infalible es la Sra. Rand, a pesar de sus múltiples pecados carnales, aunque
nunca capitales...).
Y por eso no pueden sino escribir lo que escriben,
porque se perderían el cielo neo-liberal si no lo hicieran... Pero no entienden
que las posiciones ultra-ideológicas son cada vez mas insostenibles en el mundo
de hoy, y que no hay forma de "vendérselas" a las "víctimas del
populismo", por muy bien que uno escriba... Quien si lo entiende es, por
ejemplo, la Sra. Bachelet, y de ahí su éxito.
jpalli@wwti.net
http://cubargiejoe.com/

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