Blog de Víctor José López /Periodista

domingo, 8 de septiembre de 2013

LOS SEÑORES DE LOS ANILLOS LE PINTARON UNA PALOMA A LOS MADRILEÑOS


 
ES VERDAD, ¡DE MADRID AL CIELO! PERO NEGOCIO NEGOCIO ES TOKIO


VÍCTOR JOSÉ LÓPEZ
EL VITO

No es lo mismo promover y vender Tokio como sede de unos Juegos Olípicos, en la plenitud de la Era Informática, que tener de mercadear a Madrid.
No hay otra razón para haber dejado fuera de la contienda a España, Campeona Mundial y Olímpica de Fútbol, una potencia en Baloncesto, Balonmano, Tenis y Waterpolo y cuya delegación la integraría un equipo élite en competencias de Gimnasia, Pista y Campo , Ciclismo, Halterofilia y menciones usted, amable lector, la disciplina que le plazca mencionar que allí estará la excelencia deportiva española. 
En fin, uno solo de los atletas o conjuntos españoles bastaría para superar a todo el equipo japonés, pero hay que ser necios para creer que se trata de un evento deportivo esto de los Juegos Olímpicos ya que desde su nacimiento,  Paris, Teatro de la Sorbona, 1894, lo del deporte en el Comité Olímpico es una Utopía. 
Nació cuando Pierre Fredi, un joven aristócrata que ha pasado a la Historia como "El barón de Cubertin",  fundó con un grupo de amigos en el Teatro de la Universidad de la Sorbona  un movimiento,  para recuperar los Juegos Olímpicos del pueblo griego. Lo llamó Cubertin y su grupo de estudiantes universitarios  Juegos Olímpicos de la Era Moderna.  
Francia era una nación que resurgía entre las cenizas de la guerra tras haber sido aplastada por la Prusia de Bismarck. Era una nación traumatizada por la Comuna de Paris y ensangrentada por los fusilamientos de Thiers y los "versalleses". Pierre de Cubertin, era una de aquellos jóvenes humillados. Fredi era rico, desocupado, britanizado y de izquierdas.
La violencia con la que fue derrotado lo convirtió en un "pacifista".
El 23 de junio de  1894 se constituyó el primer Comité Olímpico Internacional integrado por una docena de jóvenes ricos e iluminados. A 119 años del evento de la fundación del COI, hoy es una organización supranacional, más poderosa que las constituciones de los Estados Unidos, Alemania, la Gran Bretaña, China o Rusia y cualquier nación que pretenda hacer alarde de su poder político o militar. El COI controla a millones de deportistas  y cada cuatro años organiza el mayor y el más caro de los espectáculos del mundo. Al COI para nada le importan las guerras que hay en Siria, Egipto, Afganistan, Africa, Colombia ... Mientras los conflictos prosiguen sin tregua, uno detrás del otro,  si el ideal fracasó, la empresa del COI funciona.
El Movimiento Olímpico se fundó sobre la apoliticidad y el amateurismo, dos principios que fueron violados inmediatamente después de haberse notariado la partida de nacimiento del Comité Olímpico. El barón de Cubertin y su grupo de amigos  aristócratas querían que los juegos se realizaran en París, pero los americanos y los británicos,  acordaron que debían realizarse en Atenas porque el Olimpismo tenía su cuna ancestral en Grecia.
Cubertin renunció a la Presidencia del COI,  y pasó el testigo del cargo al griego Demetrios Vikelas. Se trataba de un comerciante de cereales y traductor de Goethe y Racine. Multimillonario, con estupendas relaciones comerciales y gran influencia política en las naciones europeas, además un helenista practicante y de manifiesta inclinación pedófila.
Racine era gran amigo de un multimillonario ruso, Averoff, quien en una de esas jugadas que hacen los poderosos de "taparse las espaldas, por si acaso" financiaba a un exiliado en Suiza de nombre Vladimir Ilich Lenin, quien más tarde iknfluiría en la expansión del Movimiento Olímpico por más contradictorio que esto pudiera parecerle a los fanáticos del comunismo.
Los juegos fueron un éxito, lo que aprovecho Cubertin para recuperar el cargo de Presidente del COI, donde permaneció durante 25 años. El barón de Cubertín convirtió  al Olimpismo en una de las grandes filosofías del Siglo XX. Escribió su doctrina y dogmas como el que "el olimpismo no es un sistema: es un estado mental". Un estado al que calificó como el "areté" de los espartanos, lo que a lo largo de los años explica la admiración que Cubertin llegó a tener por Adolfo Hitler.
 Consta su admiración por Adolfo Hitler en una carta en la que el barón felicitaba al Führer  luego de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 y en 1937, cuando le propuso al líder del Tercer Reich la creación del Instituto Olímpico. Fue una prueba fehaciente de que Cubertin creía en el triunfo del III Reich  en la II Guerra Mundial. No fue una casualidad, y usted  mismo lo puede comprobar amable lector, que durante los años 36 al 44 la bandera olímpica tuvo entre sus cinco anillos la cruz gamada, símbolo del partido Nazi.
Según Conrado Durantez, Presidente de la Academia Olímpica Española, de Honor del Comité Internacional Pierre de Coubertin y de la Asociación de Academias Olímpicas Ibereroamericanas, los Juegos de Berlín "son los que han tenido el más profundo  sentido de la esencia olímpica". En Berlín 1936 se inició el rito de la antorcha olímpica. La primera la construyó Krupp, el fabricante de cañones de la Wermacht.
Cuando Stalin creó los unos juegos deportivos en el universo comunista,  los llamó "Espartaquíada". El "padrecito" de la Unión Soviética, lo mismo que Fidel Castro en Cuba, entendieron que si el Olimpismo es una ideología, el Movimiento Olímpico es su estructura orgánica y lo dirige el COI, es decir Los señores de los Anillos. Se trata de un gobierno piramidal con un jefe todopoderoso, y un gabinete o Asamblea que él, el Presidente del Comité Olímpico elige personalmente. Los hombres y las mujeres, miembros del Comité Olímpico no representan a su naciones. Un miembro del COI pierde su nacionalidad y en su país es una especie de Embajador del régimen del Comité Olímpico Internacional.

Los Juegos Olímpicos son un juguete de Los Señores de los Anillos, un grupo que forman las 12 multinacionales más grandes y poderosas del orbe. Se trata de una oligarquía que se perpetúa así misma y que controla los  juegos, cómo van a ser, quienes anuncian, dónde se celebrarían. Por ello no deja de asombrar que España llegara a creer que los del 2020 iban a ser en Madrid. Asombra, porque en el seno de la Oligarquía Olímpica Española, hay miembros de Club, Los Señores de los Anillos.

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