UNIVERSIDADES DE EXCELENCIA Y EL REZAGO
LATINOAMERICANO
José I. Moreno León *
El ranking de Shanghai que evalua anualmente las
universidades a nivel mundial, acaba de hacer público los resultados de la
medición de excelencia educativa para el presente año. Esta institución
reconocida como la precursora y más confiable de las dedicadas a medir la
calidad de las universidades, ha venido realizando esta tarea desde hace 10
años atraves del Center for World – Class Universities de la Shanghai Jiao Tong
University, para distinguir a las 500 universidades de mayor prestigio a nivel
global. Dicha clasificación se fundamenta en la evaluación del desempeño
académico percapita, considerando la calidad de la educación impartida por la
institución, la calidad de su cuerpo académico y el valor de la actividad de
investigación medido por patentes registradas y publicaciones acreditadas por
el Science Citation Idex-Expanded (SCIE) y el Social Science Citation Index
(SSCI). En estos criterios de selección son muy importantes los académicos con
premios Nobel, los investigadores de prestigio y el nivel de inversión en
programas de ciencia y tecnología de que disponga cada institución.
Las estadísticas del ranking de Shanghai 2013 ubican
en la clasificación general a cuatro universidades de los Estados Unidos como
las más reconocidas a nivel mundial: Harvard, Stanford, Berkeley y MIT.
Igualmente señalan que entre las 20 más prestigiosas, 17 son de ese país y
entre las 500 del ranking 149 son también de los Estados Unidos. Inglaterra que
aparece con la Universidad de Cambridge como la quinta más prestigiosa del
ranking y la de Oxford en el puesto 10, tiene 37 de sus instituciones de
educación superior entre las 500 del ranking. Alemania tiene 38 universidades
en ese grupo, 4 están entre las primeras 100 y 14 entre las primeras 200. El
otro país en América con importantes universidades de prestigio es Canadá con 4
entre las primeras 100, con 7 entre las mejores 200 y 23 entre las
500 del ranking.
Entre los países asiáticos de gran nivel de
desarrollo, alcanzado especialmente en las últimas décadas, destacan China con
7 universidades en el grupo de las primeras 200, y 42 entre las 500 de esta
clasificación. Japón tiene 3 universidades entre las primeras 100, con 9 en el
grupo de las 200 y 20 entre las 500 mejores. Corea del Sur tiene 1 de sus
universidades entre las 200 mejores y 11 en el grupo de las 500. Por su parte
Singapur, el joven y pequeño país asiático, emporio científico y tecnológico de
extraordinario desarrollo en las últimas cinco décadas, tiene, con apenas 5
millones de habitantes, 1 universidad en el ranking de las 200 más importantes
y 2 en el grupo de las 500 de más prestigio global.
Frente a este listado anual de las 500 instituciones
universitarias de mayor prestigio en el mundo, la gran mayoría de ellas en
países de gran desarrollo y elevados niveles de calidad de vida, en el ranking no
aparece ninguna universidad de América Latina entre las 100 mejores y la región
registra sólo 3 universidades entre las 200 de mayor prestigio y apenas 10 en
el grupo de las 500, distribuidas así: Brasil 1 entre las 200, y 6 entre las
500, México y Argentina con sólo 1 cada país entre las 200 y Chile con apenas 2
entre las 500 mejores. Estos pobres resultados frente a las demandas de la Sociedad de la Información
y el Conocimiento que caracteriza los tiempos que estamos viviendo, en los que
nuevos conocimientos y los avances tecnológicos son los factores claves para
impulsar el desarrollo, representan
un gran reto de cambios para la región, ya que el ineficiente desempeño de la
gran mayoría de sus instituciones universitarias, victimas del populismo y de erroneas
políticas educativas, es coincidente con el notorio rezago en el proceso de
desarrollo de estos país, lo que contrasta, como lo hemos señalado en escritos
anteriores, con los grandes avances de otras naciones que en los últimos tiempos se han
empeñado en promover sistemas educativos de excelencia, con enfasis en la
educación superior como palanca
fundamental de sus exitosos procesos de desarrollo, esos son los casos –entre
otros- de los países asiáticos ya referidos: China, Japón, Corea del Sur y Singapur.
El ranking de Shanghai 2013 nos debe servir de
referencia en el análisis de la crisis
que viven las universidades venezolanas como consecuencia de las erráticas
políticas educativas que, como hemos señalado, son reflejo de lo que acontece
en otros países latinoamericanos, cuyos gobiernos no terminan de entender que,
frente a las nuevas realidades globales que están surgiendo al ritmo de la
revolución científica y tecnológica más profunda de todos los tiempos, no es
posible alcanzar el progreso sostenido y no rentista, sin una educación de
excelencia y sin un esfuerzo decidido para apoyar con los recursos adecuados y
como lo han hecho los países exitosos, la investigación, el desarrollo tecnológico y el
emprendimiento, como programas prioritarios de las instituciones universitarias.
Director
General del CELAUP
www.unimet.edu.ve > celaup
twitter:
caratula2009
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