Blog de Víctor José López /Periodista

domingo, 14 de abril de 2013

VOTA HOY CONTRA FANTASMAS Y PAJARITOS, VOTA HOY POR LA RECONSQUISTA MORAL Y MATERIAL DE VENEZUELA


VÍCTOR JOSÉ LÓPEZ

Poca gente en la convocatoria matinal para el voto presidencial, en Caracas y algunas poblaciones del interior. En la ciudad capital zonas como Las Palmas, Plaza Venezuela, La Florida pocos ciudadanos han ido a votar, no así en el Centro Histórico de la ciudad, donde las colas son las tradicionales.



El día es para que el país le de una respuesta a la nación. No se trata de un lugar común, muletilla,  o recurso redaccional, que cada vez que en Venezuela se celebra una jornada electoral hablamos de que "es definitivo, nos jugamos el futuro".  La realidad es que en cada elección le hemos quitado pedazos al futuro. Vivimos en una carrera de aproximación  al absurdo, dejando a nuestras espaldas el progreso, la dignidad como seres humanos y poco a poco nos hemos convertido en esclavos del miedo y el terror.

Hoy el venezolano vive aterrado. Sumergido en un pozo profundo, y cada día se mete  más y más, cabalgando  una espantosa espiral en caída progresiva y violenta.



Si no protestamos por evitarla, nos convertiremos en los zombis en los que Papá Duvalier convirtió a los haitianos, o en ese "hombre nuevo" que el castro comunismo hizo de los cubanos.



Hasta hoy tenemos el poder del voto. Es el momento de detener la tragedia y convertir nuestras vidas en algo que valga la pena vivir.



Además de jugarnos hoy lo que seremos mañana lunes, debemos ser conscientes que lo que hagamos tiene que ver contiene que ver resto del Continente. Algo que otros países, como  la vecina Colombia, donde el proceso de paz con las FARC tiene una pata de la mesa puesta en Caracas y otra en La Habana. Los devotos de Cuba, los centroamericanos, una parte importante de Sudamérica, con Brasil y Argentina como cabezas de turco, no han entendido en su  festiva distracción en el goce del erario público venezolano distribuido por un manirroto convertido en fantasma.



Venezuela no es el compendio de calamidades que relataron Oliver Stone y Jon Lee Anderson. No debemos resumir la  situación de la Venezuela política, en lo que los periodistas internacionales descubren en las miserias de los cerros de Caracas, o en los barrios marginales de las ciudades. La realidad es preocupante, muy preocupante pero sí tiene salida sin necesidad de fusilamientos, paredones ni cortar cabezas. La realidad para meternos en el autobús del progreso es sencillo, está en detener la Inseguridad, sembrar la Justicia y despolarizar la nación que el malandraje político a dividido en dos toletes para poder regir a voluntad.



 Esta nación que navega algarete ,en el mar de la incertidumbre y de la anarquía es lo que Chávez representó con ignorancia como estadista, permanente improvisación como si de un contrapunteo en un joropo llanero se tratara. Lo que hoy sostiene el fantasma de Hugo Chávez en el barrio 23 de Enero, no es la Venezuela real, la susceptible a cambios racionales e inteligentes. Es esa picada en pedazos incoherentes la que Hugo Chávez armó para que "defiendan la doctrina de la revolución", inventando situaciones para hacerle creer a grupos de violentos malandros que son el pueblo. Estos grupos se creen  héroes de una histórica rebelión universal.



En El 23, donde niños entre ocho y diez años de edad están armados con fusiles AK47,  como si fueran juguetes, acaban de construir la "Capilla del Santo Hugo Chávez", se veneran asesinos y terroristas en la Plaza Manuel Marulanda Vélez,  adornada con un busto de "Tirofijo" y las imágenes de Raúl Reyes y  de Alfonso Cano. Los graffiti que exaltan el terrorismo de la  Yihad Islámica Palestina o al Hamás porque  "fueron héroes oprimidos por los neoliberales". Todo rodeado por los viejos bloques de edificios, construidos por Pérez Jiménez,  que fueron tomados por las barriadas de los más desposeídos en  esta parroquia en la que hoy habitan más de 70 mil personas.

La historia aprendida por estos rebeldes les enseñó que los partidos tradicionales, Acción Democrática, Copei, URD y en Partido Comunista  firmaron un pacto al que llamaron Punto Fijo. Los comunistas fueron traicionados, y aquella acción no se le puede perdonar al neoliberalismo. La ideología del chavismo,  como el 23 de Enero, es  producto de ese olvido de 40 años.



La estabilidad política que representaba  Chávez , sostenida sobre un barril petrolero sobre los 100  dólares, aún con sus desafueros no la garantiza la polarización extrema a la que ha llegado Venezuela. Las proyecciones de las encuestas anuncian desembocar en una reyerta social,  de impredecibles consecuencias.



El lenguaje de los agravios, las denuncias y las provocaciones han sepultado cualquier asomo de propuestas que permitan elegir para el futuro de Venezuela, hoy más que nunca anclada en los fantasmas del pasado. De ahí que este domingo no sea un domingo más. Es el día para que Venezuela defina su futuro, y con él, el de la región.



Votar hoy por Henrique Capriles es dejar atrás el fantasma de Hugo Chávez, detener el tropel incoherente del potro de la anarquía, someter al vandalismo y detener la impunidad en la Justicia. Es urgente someternos al proyecto de Capriles, para ponerle orden y progreso al galimatías social que Hugo Chávez hizo de Venezuela.

Votar por Nicolás Maduro es sentar las bases del imperio de la mentira, alimentar la corrupción, convertir a la nación en una pajarera cargada de dólares con los que alimentaremos la carroña de vividores que nos han chupado la sangre durante los últimos 15 años.

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