Blog de Víctor José López /Periodista

sábado, 20 de abril de 2013

MIENTRAS TANTO, MADURO PROMETE PERO NO OFRECE SOLUCIONES EN SU INCOHERENTE DISCURSO EN LA TOMA DE POSESIÓN




VÍCTOR JOSÉ LÓPEZ
 
MENTIRAS, PROMESAS Y AMENZAS, PERO NI UNA SOLUCIÓN

Con un desordenado protocolo, confusión a la vista de millones en cadena de TV nacional y retransmisión internacional,  en medio de la Marea Roja del chavismo, con tres horas de retraso, Nicolás Maduro, puño en alto y retahíla amenazante con incoherentes  referencias históricas y mensajes al futuro cercano,  se juramento como presidente de Venezuela.

 Lo hizo Maduro a la sombra del fraude electoral, sin presencia de los diputados elegidos por el pueblo -es decir, con la ausencia de la mitad de Venezuela -  rodeado de lo más selecto del chavismo, bajo la sombra de la inminente crisis que se ha adelantado con terribles anuncios.

Vienen tiempos muy difíciles, y llegan en tiempos inmediatos de la mano de una  monstruosa inflación sustentada en programas económicos trasvasados a la situación venezolana. Han sido los que profesan sincretismo económico antillano, sustentado en el fracaso del Ché Guevara. Es la ciencia económica de Giordani, esa que le anunciaba a la Venezuela Roja que "tendremos que quitarnos los inversores a sombrerazos" y que es  una economía dependiente de un petróleo en baja de sus precios y de su sincrética producción,  gracias a la incapacidad de los técnicos rojos en extraerlo y de los compromisos ideológicos al comerciarlo.

Todo bajo la sombra del samán de Hugo Chávez, que posiblemente reclamaría "déjenme descansar en paz". "

Dos horas de un discurso incoherente y contradictorio, sin disciplina retórica, salpicado de anécdotas inventadas, mentiras repetidas y lugares comunes con imitación y alusiones a su mentor.  Nicolás fue recurrente en su perorata, más no por ello sustancial, a sus  diferencias con la oposición; pero fueron poca las referencias a los problemas que hoy aquejan a Venezuela, nación  sumido en una crisis económica, ideológica y de orden público.

Eso sí, Nicolás prometió solucionar los problemas de Inseguridad, Energía Eléctrica, producción de Alimentos como si guardara en el bolsillo del chaleco la fórmula mágica para las soluciones de los problemas que su mentor creó por su tozuda incapacidad y orgullosa ignorancia. Convencido que no se trata de "sensaciones", como señalan sus fanáticas compañeras de revolución, Maduro no le presenta a la nación  una sola solución, un esbozo de proyecto o un borrador de método. Lo que sí repite, una y otra vez, son las  amenazas, muchas amenazas a quien se atreva disentir del absurdo.

 Con piel de oveja habló de  su disposición de diálogo con Henrique Capriles, para que "cese en su odio" y con quienes votaron en su contra en las elecciones. "Estoy dispuesto a conversar hasta con el diablo, que Dios me perdone, hasta con el nuevo Carmona si es necesario para que cese en su odio contra mí, contra el pueblo, para que cese en su intolerancia", afirmó Maduro durante su discurso de investidura, en compañía de "sus amigos" de UNASUR, grupo de leones hipócritas con garras de porcelana, como es el colombiano Juan Manuel Santos y lo son del general invasor Raúl Castro, el fundamentalista iraní Mahmud Ajmadineyad y del nicaraguense escandaloso  Daniel Ortega.

Dijo tender su mano a quienes votaron en su contra en las elecciones del domingo: "Las elecciones pasaron, hay saldos dramáticos de la violencia, yo a ustedes los llamo a todo el pueblo a los hombres y mujeres que por alguna razón votaron contra el candidato de la patria y contra este proyecto de democracia y de socialismo", lo hizo mientras sonó un estruendoso cacerolazo en toda Caracas. Capriles le había pedido a sus aliados que durante la asunción de Maduro pusieran música de salsa y batieran cacerolas a todo volumen. "Que se oiga ese Salserolazo en toda Venezuela… La voz del Pueblo… El Gobierno ‘mientras tanto’".

Capriles escribió que no reconocerá al mandatario hasta que se verifique el 100 por ciento de la votación: boleta, acta y libro de firmas y de registros.

¿Porqué esa negación a indagar en el proceso, y sí las prisas en juras y actos protocolares?


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