Alfredo Cilento Sarli
Entre 1954 y 1957 la dictadura
perezjimenista ejecutó un masivo programa de construcción de infraestructura y
viviendas: siderúrgica, petroquímica, autopistas, carreteras, avenidas y el
programa de superbloques de Caracas y el Litoral. Para sostener esa enorme
inversión el gobierno se endeudó con empresas constructoras, productoras,
importadoras y distribuidoras de materiales y equipos de construcción. El monto
de la deuda interna fue la causa principal del derrocamiento de Pérez Jiménez;
la construcción se paralizó, la economía
se vino abajo y solo se reactivó con el exitoso Plan de Recuperación Económica,
decretado por Rómulo Betancourt en diciembre de 1960.
Entre 1980 y 1982 la construcción
residencial, tanto pública como privada,
sostenida por el boom de precios del petróleo, alcanzó los mayores niveles de
inversión, en términos reales, realizada en el país. La euforia constructora se
arruinó por la caída del precio petrolero, siendo esta una de las causas de la
devaluación del viernes negro de marzo de 1983. La industria de la
construcción, la promoción y el crédito inmobiliario se paralizaron, y se
produjo la “crisis de las viviendas
frías” con más de 80.000 unidades sin compradores o paralizadas en su
construcción. Ese desastre empujó una nueva crisis bancaria en los noventa.
En 2011-2012 el régimen militar
chavista, por razones puramente electoreras, está tratando de construir las
viviendas que no pudo en los doce años precedentes. Para ello se ha apoderado
de terrenos en cualquier lugar y se ha lanzado a construir, sin planificación
ni consideración alguna sobre las necesidades de movilidad, de espacios y de
servicios públicos deficitarios, violando exigencias de orden urbano-ambiental
y de calidad de vida de los ciudadanos. Por ignorancia e incompetencia se
repite la historia, con el agravante de que ahora se ha destruido al aparato
productivo de la construcción.
Construir estructuras de concreto
y, especialmente de acero, es relativamente fácil y rápido. El problema es
construir las paredes externas e internas, las instalaciones sanitarias y
eléctricas, importar e instalar ascensores, construir acueductos, cloacas,
drenajes, electricidad, redes de gas, etc. que demanda una mano de obra
especializada de la que no disponemos, todo lo cual se evidencia en los
múltiples reclamos por la mala calidad de viviendas recién terminadas. Además,
la desesperación electorera ha llevado a la instalación de plantas de
premezclado en cualquier lugar de la ciudad creando una situación ambiental y
sanitaria insostenible, causada por el polvillo de cemento y de piedra picada,
consecuencia de la inadecuada ubicación y de que las instalaciones de
premezclado no poseen filtros de partículas como las fábricas de cemento.
El enorme gasto en construcción
se financia totalmente con deuda externa, para pagar con divisas y enormes
sobreprecios, a contratistas extranjeros y para la masiva importación de
cemento, cabillas, vigas de acero, materiales eléctricos y de plomería,
ascensores, maquinaria y equipo de construcción… El
endeudamiento crece desmesuradamente, las reservas líquidas de la nación llegan
al límite y ¡oh sorpresa! el propio BCV señala que el país no puede continuar
endeudándose. Después de las elecciones tendrán que devaluar y la paralización
del sector construcción será inevitable. Al nuevo gobierno democrático le
tocará la tarea de recuperar la economía y al aparato productivo. De la carrera
chavista solo habrá quedado el agotamiento…
Videos
del Acuerdo Social
Se encuentran disponibles en
nuestra sección en YouTube: http://www.youtube.com/acuerdosocial
Allí encontrarán videos sobre empleo, desigualdad,
educación, salud, Constitución de 1999.
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