La maestria para hacer el dobleplay de (Nellie) Fox y (Luis) Aparicio podría llevar a los Medias Blancas a la Serie Mundial.
Les Woodcock. Agosto 10, 1959. Sports Illustrated.
Lo más sorprendente de la sorprendente competencia en Liga Americana de este año, es el hecho de que los Medias Blancas de Chicago, quienes no han terminado en el primer lugar desde 1919, van a ganar el banderín. Sí, este año. Hace un mes esta era una posibilidad remota, todos pensaban que los Medias Blancas se vendrían abajo cuando aparecieran los días calientes y húmedos del verano.
Bien, el verano, caliente y húmedo, hace un rato que llegó, pero los Medias Blancas no se han derrumbado. En vez de eso, siguen atornillándose al primer lugar, Cleveland es el único contendiente que persiste. Los viejos demonios Yanquis se encuentran una docena de juegos detrás.
Los Medias Blancas que persiguen el banderín, son un anacronismo en esta era de poder al bate. De los 20 equipos que han ganado banderines de Grandes Ligas en la última década, todos menos uno lideraron o estuvieron entre los lideres en jonrones. Los Medias Blancas son diferentes. Son los últimos en jonrones conectados, y sólo Baltimore y Washington han anotado menos carreras. Al adolecer de jonroneros, los Medias Blancas exprimen sus carreras, una a una, y después dependen de su pitcheo y defensa para desarmar a los rivales. Esta fórmula ha funcionado bien este año para Chicago, porque el pitcheo ha estado muy bien y la defensa, particularmente alrededor de segunda base, ha sido excelente.
Un ejemplo de este genio defensivo se dibuja a continuación. Los Medias Blancas vencían a los Yanquis 2-1 en el noveno inning. De pronto los Yanquis atacaron. Con un out, Yogi Berra sencilleó y llegó a tercera base mediante otro imparable de Norm Siebern. Se trataba de una típica, anticuada, rompecorazones remontada de los Yanquis. El manager Al López llamó al relevista Gerry Staley, el juego esperó en la cuerda floja mientras Staley trotaba desde el bull pen.
Cuando se reanudó la acción, Staley hizo solo un envío. Héctor López bateó un chispeante roletazo hacia el segunda base de Chicago Nelson Fox, quién lanzó la pelota al shortstop Luis Aparicio, este la devolvió a primera base. Dobleplay. Se acabó el juego. Ganaron los Medias Blancas.
“El dobleplay está funcionando para Chicago”, dice George Kell, narrador de los juegos de los Tigres de Detroit y antíguo tercera base estrella. “Tenemos un equipo que trata de ganar con pitcheo y defensa más algo de poder. Su combinación de dobleplays de Fox y Aparicio es el factor más importante de la fortaleza de Chicago. Ellos son los mejores en todo el béisbol. Chicago difícilmente podría ganar sin ellos”.
El segunda base Jacob Nelson Fox es un hombre pequeño. También lo es el shortstop Luis Ernesto Aparicio. Fox masca tabaco cuando juega pelota. También Aparicio. Ambos son amables, beisbolistas inteligentes que ahorran su dinero y son buenos con sus familias.
Pero no se confundan con esto, ni por las sonrisas y las poses amistosas de la portada de la revista de esta semana. De seguro nadie lo hace en la Liga Americana. Cuando Nellie Fox y Luis Aparicio se ponen sus uniformes de béisbol difícilmente se detienen para sonreír con sus oponentes.
Fox es un jugador duro y agresivo. Se hizo un habilidoso grande liga solo después de años de trabajo duro. Se tragaría todo su tabaco si eso significara ganar el juego. Aparicio tenía todas las herramientas desde el principio. Tres temporadas en Grandes Ligas le han dado la seguridad de la experiencia y mucho de la competitividad de Fox.
“Nellie Fox no es realmente rápido, y no tiene un gran brazo”, dice el manager de los Medias Blancas Al López. “No tiene buenas manos. No, esperen un minuto. Nunca pomponea una pelota. Diría que tiene un buen guante. Él trabaja duro, y conoce los bateadores tan bien como cualquiera en la liga. Lo más grande de Fox es que anticipa hacia donde va la pelota”.
Fox no es un estilizado segunda base del molde de Lajoie. Todo lo que hace es el resultado de largas horas de práctica, sin talento natural. Se ha convertido en un segunda base destacado. “No soy un bailarín de ballet”, dice Fox. “Pero sé que aún así conseguimos unos cuantos dobleplays”.
Nellie tambien consigue sus porciones de out y asistencias. Ningún segunda base de la Liga Americana ha hecho tantos outs en las últimas siete temporadas. En tres de los últimos cuatro años, Fox también lideró en asistencias
“Fox no huye de ningún corredor”, dice Kell. “Es más lastimado que nadie en la liga mientras hace el dobleplay en segunda base. Si Hank Bauer choca con Fox. Fox se levanta. Es duro”.
“Siempre jugó al lado de buenos campocortos. Tuvo a Carrrasquel y ahora Aparicio. Ha jugado por largo tiempo con esos tipos. Si no hubiera jugado con hombres como ellos, pienso que no sería el segunda base que es. Y él es uno de los cuatro o cinco mejores que he visto”.
Tan joven y tan rápido
Luis Aparicio es muy joven y no ha jugado lo suficiente para ser catalogado como el mejor shortstop de todos los tiempos. Tiene todo el tiempo para eso. Pero justo ahora, no tiene competencia en el béisbol.
“Aparicio es muy rápido”, dice Al López, y sus ojos brillan cuando lo dice. “Agarrrando la pelota, lanzándola, pivoteando. Él hace todos los movimientos y los hace rapidísimo. Y apenas empieza. ¿Por qué?, Luis todavía está creciendo. Todavía está aprendiendo como jugarle a los bateadores. Él será mejor”.
Aparicio tiene un fuerte y preciso brazo. Va hacia su derecha, profundo en el hueco del abanico, mejor que cualquiera en todo el juego. Inclinado y ligero, se mueve con la gracia fluida de un matador ejecutando sus pases más difíciles.
“Llega a la velocidad máxima en dos pasos, por eso es tan bueno”, dice Casey Stengel. “Puede cubrir 25 yardas. Va hacia su izquierda justo después de haber ido a su derecha. ¿Qué si es bueno? ¿Creen que lo van a cambiar? Me gustaría contra con él. Ahora mismo”.
En sus tres temporadas en las Grandes Ligas Aparicio ha promediado 462 asistencias por año, de lejos el más alto en las mayores. Ha comandado la liga dos veces en outs.
“El shortstop es quién define la combinación de dobleplays”, dice Nellie Fox. “No importa cuan bueno sea el segunda base. Todo depende de cuan rápido maneje la pelota el shortstop, como se la pasa al segunda base”.
“Eso es lo más importante de Luis. Ataca la pelota muy rápido. Tiene reflejos y manos muy rápidos. Se mueve muy rápido. Se deshace de la pelota muy rápido en el dobleplay”.
Los beisbolistas, quienes usualmente miden sus cumplidos con cuidado, son extravagantes en su reconocimiento a Fox y Aparicio. “Ellos son los mejores”, dice Bobby Richardson, el segunda base de los Yanquis de Nueva York. “Ellos trabajan juntos con mucha eficiencia. Fox y Aparicio parecen conocerse a la perfección. Eso se logra sólo al jugar juntos por un buen período de tiempo”.
Donde existe una buena combinación de dobleplays es casi seguro que el pitcheo también es fuerte. Chicago tiene el mejor cuerpo de lanzadores de la liga.
“Una buena combinación de dobleplays hace a un cuerpo de lanzadores”, dice Billy Pierce, el as de los Medias Blancas. “De seguro es agradable ver a Fox y Aparicio detrás de mí cuando estoy en el montículo. Los pitchers bromean sobre tener una pelota atómica que vaya directo a sus infielders. Bien, con esos dos tipos, sólo tienes que hacer que el bateador conecte la pelota cerca de ellos. Se sabe que ellos la agarrarán. Y cuando tienes dos como ellos que también pueden batear, mucho mejor”.
Aparicio como abridor, y Fox como segundo bate, son las armas principales de la limitada ofensiva de los Medias Blancas. “Ellos dependen de que esos dos tipos pequeños se embasen”, dijo Casey.
Fox no batea jonrones, pero tampoco se poncha. Agarra el bate por la parte superior del mango y así cuida el plato como un peso welter listo para atacar a su oponente sin piedad. Si un envío está afuera lo dirige a la izquierda. Si viene adentro lo golpea hacia la derecha. Cuando está en el medio del plato lo devuelve de línea hacia el centro. Así consigue muchos imparables. Las dos últimas temporadas lideró la liga. También la comanda este año.
Aparicio no batea tantos imparables como Fox. ¿Quién lo hace? Pero se embasa todo el tiempo. Este año ha aprendido a esperar su lanzamiento y a negociar boletos. En las bases, como al campo, Aparicio es único. Es el corredor más excitante de la liga. Lidera las Grandes Ligas en bases robadas. Lo ha conseguido en las tres temporadas que tiene en la liga. “Dénle un boleto”, dice Casey Stengel, “y es casi seguro que lo convertirá en doble.Llegará a segunda base con el siguiente lanzamiento”.
A pesar de todas sus habilidades para embasarse y anotar carreras, es en el campo donde Fox y Aparicio rinden su servicio más valioso.
“La vista más preciosa para un manager de béisbol”, dice Al López, “es el dobleplay. Significa dos outs en vez de uno. Tan simple como eso. Rara vez se gana un banderín sin una buena combinación en segunda base”.
Phil Rizzuto, el antiguo paracortos de los Yanquis, es todavía más enfático. “No hay excepciones. No se puede ganar el banderín sin una buena combinación de dobleplays”.
Pocos equipos la tienen. La historia de la Serie Mundial esta llena de nombres de fabricantes de dobleplays.
Hace medio siglo los Cachorros de Chicago dominaron la Liga Nacional- En aquel destacado equipo había dos infielders maravillosos, Joe Tinker y Johnny Evers. Un día Franklin P. Adams, entonces trabajando en el viejo New York Evening Mail, escribió ocho líneas de versos inolvidables: “Estás son las palabras más tristes. Tinkers to Evers to Chance. Trio de cachorros de oso y más rápidos que los pájaros. Tinker to Evers to Chances. Inexorablemente rompiendo nuestra burbuja de esperanza. Haciendo que los Gigantes bateen para dobleplay. Palabras cargadas de dificultades. Tinkers to Evers to Chance”.
Tinker y Evers se convirtieron en la combinación de dobleplays más famosa que jamás existió. Los Cachorros no hubieran ganado cuatro banderines sin ellos. Pero Tinker y Evers no podrían acercarse a las combinaciones de dobleplays de hoy. El estilo de juego ha cambiado. El arte de hacer el dobleplay se ha incrementado tremendamente en técnica y velocidad de ejecución.
Joe Tinker dijo muchos años después que la combinación había desaparecido: “Evers era rápido, tenía muy buenas manos y era inteligente como un látigo. Establecimos records de dobleplays que hace rato fueron rotos. Pero lo que nos hizo famosos fue que jugamos juntos por mucho tiempo.
Cuando Eddie Collins y Jack Barry conformaron el medio del cuadro interior de 100.000 $ de Connie Mack, los Atléticos de Filadelfia ganaron cuatro banderines en cinco años (1910, ’11, ’13, ’14). Ambos fueron excelentes en ese período.
Frankie Frisch, tan buen ejecutor de dobleplays como bateador, jugó al lado de grandes shortstops defensivos en los años ’20 y ’30, sus equipos generalmente ganaban banderines. En 1922 y 1923 su shortstop en los Gigantes de Nueva York fue Dave Bancroft, y en 1924 Travis Jackson. Los Gigantes ganaron todos esos años. Luego con los Cardenales de San Luis, compartió con Rabbit Maranville en 1928, Charlie Gelbert en 1930 y 1931 y finalmente Leo Durocher en 1934. Todos esos años San Luis ganó el banderín.
Los Cachorros de Chicago tuvieron la mejor combinación de dobleplays de la Liga Nacional año tras año durante la década de los ’30. Billy Jurges en el short y Billy Herman en segunda era rápidos, acoplados y animados. Los Cachorros ganaron tres banderines con ellos. Los entendidos del juego insisten en que Jurges y Herman fueron la mejor combinación alrededor de segunda base de todos los tiempos. Cuando los Dodgers obtuvieron a Herman en 1941 y lo pusieron a jugar al lado de un joven mago defensivo llamado Pee Wee Reese, Brooklyn ganó su primer banderín en 21 años. Luego Reese y Jackie Robinson conformaron la combinación de dobleplays y los Dodgers ganaron varios banderines más.
Mucho del éxito de los Yanquis de Nueva York en el pasado dependía de sus grandes infielders del medio del campo. Koenig y Lazzeri, Crossetti y Lazzeri, Crossetti y Gordon, Rizzuto y Gordon, Rizzuto y Coleman. Estos estuvieron entre los mejores de todos los tiempos.
“Gordon y Coleman fueron los mejores segundas bases con quienes jugué”, dice Rizzuto. “Ambos tenían muñecas fuertes y un disparo suave que siempre tenía buena ubicación. Eran acróbatas y con esas fuertes muñecas podían lanzar desde cualquier posición. De acuerdo a lo que sé, el segunda base es la parte más importante del dobleplay. Tiene que agarrar la pelota mientras va en una dirección, pivotear y lanzar en otra dirección además de quitarse del camino del corredor. Coleman y Gordon lo podían hacer todo mejor que los demás”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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