miércoles, 11 de abril de 2012
Delicada Situación
José Vicente Carrasquero A.
El día 5 de abril, Jueves Santo, marca un momento esencial en la política venezolana. En transmisión de la privatizada VTV desde el Estado Barinas, el presidente Chávez tomó la palabra al final de la liturgia.
El discurso del presidente tuvo componentes de información y de ruego. He oído muchos comentarios sobre ese evento. Hay quienes creen que no fue más que un capítulo adicional en un largo proceso de engaño según el cual se nos quiere hacer creer que el líder está gravemente enfermo. Para otros, entre quienes me inscribo, fue una acción desesperada de quien sabe que se le agota el tiempo frente a una agenda de cosas por hacer y decir que se le tornan lejanas.
Como pienso que el presidente Chávez hablaba en serio, vale la pena destacar el hecho de que acepta que sufre una enfermedad terminal. Y aunque en buena parte de su intervención se muestra resignado, saca fuerzas al final para lanzar un ruego desgarrador que en su mismo contenido, denuncia la precariedad de su salud y lo cercano que se encuentra del final de su existencia.
Hago todo este preámbulo para describir en mi opinión la delicada situación que nos disponemos los venezolanos a atravesar. Aparentemente, no hay fuerza humana en nuestro país que pueda hacer a Chávez desistir de continuar en la campaña electoral a pesar de su, por él confesado, precario estado de salud. Eso de suyo, es un elemento que demuestra la debilidad institucional de un país que no es capaz de ponerle coto a una persona que a todas luces está apostando muy alto en su afán de mantenerse en el poder.
Es lógico pensar que la dirigencia del PSUV debe haber invertido algún tiempo en discutir sus posibilidades de mantenerse en el poder con un candidato que difícilmente podrá someterse a las exigencias que implican una campaña electoral. Lo que no debe haber en este partido es la suficiente reserva moral para salirle al paso al presidente y ponerle coto a sus aspiraciones. Después de todo, se debe tener claro que la mayoría de estos dirigentes son cuerpos opacos en el espacio político y necesitan de Chávez para que les de un poco de luz. En otras palabras, muchos de estos dirigentes están tan o más preocupados por la salud de su líder que él mismo.
La confesión de Jueves Santo nos lleva a escenarios de incertidumbre que ya se han visto condimentados con rumores y comunicaciones anónimas que especulan sobre la enfermedad presidencial y proponen inminentes desenlaces.
Lo qué cabe preguntarse en estos momentos es: ¿dónde quedamos los venezolanos ante la posibilidad de que el presidente Chávez deba retirarse a la privacidad de su tratamiento médico y dedicarse a su recuperación?
Si el problema de la sucesión pasa por Chávez, veremos al presidente presionar para imponer a alguien de su entorno. Aquí encontramos dos conjuntos. Por un lado el familiar en el cual hermanos e hijas tienen opción. Por otro, los originarios y todavía leales golpistas del 92. No hay que esperar que las evaluaciones del presidente pasen por lo que más le sirve a los venezolanos y el país. Por el contrario, el asunto pasará más por su visión del proceso y de su figuración en la historia.
Ante estas posibles eventualidades, se abren para Venezuela una serie de derroteros que pueden significar en el mediano plazo un inusitado aumento de la temperatura política con momentos de conmoción social y sus lamentables consecuencias.
El llamado es a la clase política. Es necesario evaluar con frialdad la actual situación del país. Discutir los distintos escenarios que se puedan presentar, y prepararse para los posibles desenlaces que esta delicada situación pudiera tener.
Si fuésemos un país normal, toda esta situación se estuviese manejando con la debida prudencia y el presidente ya hubiese abierto espacio para que se hicieran realidad las cosas que ha propuesto y que al mismo tiempo le ha negado a sus seguidores. Entre otras, la realización de primarias en el PSUV y el desarrollo de una transición normal que evite los sobresaltos por los que el camino de la tozudez promete llevarnos.
@botellazo
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