
La política no es solo diálogos, confrontaciones en salones y elecciones. También requiere la utilización de otros medios tales como huelgas y acciones de calle, sobre todo cuando se enfrenta a regímenes autoritarios. Por lo general, ni las huelgas, ni las manifestaciones derrocan dictaduras, pero sí son importantes catalíticos para precipitar la caída o para sensibilizar al país y al entorno internacional, a pesar de que a veces, en el corto plazo, pueden fortalecer a los dictadores.
En Venezuela, en febrero de 1928 una huelga general y barricadas en las calles obligaron al dictador Juan Vicente Gómez a soltar a varios presos políticos. En diciembre de 1930, fueron asesinados muchos integrantes de una manifestación que exigía la libertad de los encarcelados en La Rotunda. En junio de 1936, se produjo una huelga general la cual, según señala Betancourt en su libro Venezuela, Política y Petróleo, logró la confiscación de los bienes de Gómez, la discusión de una nueva Constitución y la promulgación de leyes del Trabajo y de hidrocarburos, aunque el precio fue la cárcel para muchos y la ilegalización de los partidos. El 11 de noviembre de ese mismo año estalló una huelga petrolera que duró 43 días. Aunque las demandas eran de tipo socio-económicas, había un trasfondo político evidenciado en el apoyo solidario de la sociedad civil; los huelguistas solo consiguieron un modesto aumento y suministro de agua fría, pero no hubo despidos. Ni Gómez, ni López Contreras, guardando las distancias, fueron derrocados, pero estas acciones constituyeron un paso importante en la evolución hacia la democracia.
Pérez Jiménez no cayó por la huelga estudiantil del 21 de noviembre de 1957, pero la misma fue un detonante para el alzamiento militar de 1 de enero de 1958 y para la huelga general y manifestaciones del 21 de enero, todo lo cual indujo a las Fuerzas Armadas a desconocer al dictador el 23 de enero.
En tiempos del Totalitarismo siglo XXI, el 10 de diciembre del 2001 Fedecámaras, la CTV, partidos políticos y ONGs convocaron a un paro exitoso de un día como rechazo a un paquete de 49 Decretos-leyes, algunas de ellas anticonstitucionales. El 4 de abril del 2002, los principales directivos y gerentes de Pdvsa, profesionales, técnicos y empleados administrativos iniciamos una huelga en defensa de la meritocracia y rechazo a los intentos de politización de la empresa. El día 9, la CTV y Fedecámaras se sumaron a la huelga y el 11 se produjo la gran marcha hacia Miraflores, con la lamentable masacre, renuncia de Chávez por presión del ejército, el cual lo regresó al poder dos días después. El 10 de octubre del 2002 hubo otro paro general y el 2 de diciembre, la CTV, Fedecámaras y todos los partidos políticos convocaron a una huelga que tuvo muchas consecuencias y a la cual nos referiremos en otro artículo. En todos estos años se realizaron numerosas manifestaciones. Gracias a las acciones citadas, el régimen no ha terminado de imponer su totalitarismo y los demócratas demostramos que nunca claudicaremos en la lucha por nuestros derechos, la cual tendrá un final feliz el 7 de octubre si nos organizamos mejor para defender el voto.
Como en botica: Primero Justicia y Podemos deben retirar su apoyo a Wilmer Azuaje para la gobernación de Barinas. Apoyemos a Henry Vivas. El Fondo chino nos puede llevar al fondo ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
eddiearamirez@hotmail.com
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