Blog de Víctor José López /Periodista

lunes, 31 de octubre de 2011

CARLOS MONTENEGRO: La venus de ébano



carlosmmontenegro@gmail.com


Josephine Baker, fue probablemente una de las mujeres más adelantadas y notables del siglo XX, pues de sus orígenes, dramáticos como solía suceder en los EEUU, sobre todo siendo de raza negra llegó e brillar por méritos propios en las más altas esferas sociales de su tiempo.
Josephine McDonald, nació en Saint Louis, Missouri el 3 de Junio de 1906; sus padres eran Eddie Carson, percusionista en una orquesta de vaudeville y Carrie McDonald, lavandera. El músico pronto abandonó a la familia y quedaron en la más absoluta indigencia. Así, Josephine dejó la escuela y pasó su infancia trabajando como doméstica y niñera para ayudar a la subsistencia de su familia, que se vio ampliada con dos hermanas y un hermano. Además, como toda persona negra en aquella época, fue víctima de duras situaciones de racismo. Con apenas 13 años trabajando de mesonera en “The Old Chauffer’s Club” conoció a Willie Wells que sería su primer marido. No tardó en fracasar la unión, pero poco después, en 1921 con 15 años apenas se casó con otro Willie, pero Baker, un guitarrista de blues, de quién se divorció pronto. Lo único que le dejó aquella unión fue el apellido, que usó de por vida junto a su nombre real.
Mal querida por su madre, tubo que trabajar duro desde niña, y desde entonces nunca más dependió económicamente de nadie, ni siquiera de sus compañeros sentimentales, lo que le permitió crecer a su libre albedrío. En 1916 un comediante de feria, en un templete cerca de su casa, improvisó un concurso de baile al que Josephine se presentó con sólo diez años y ganó; Ese día llegó a su casa con un dólar, el primero de su vida ganado como artista; tal vez nació en su mente la idea de que a eso se quería dedicar. De un padre músico fracasado conoció los estilos de música y baile en boga. Con los años fue creando fantasías según las cuales, unas veces era hija de un sastre judío, de un bailarín español, un mestizo de Nueva Orleans, y hasta un blanco que fue compañero de clase de su madre en el colegio, con lo que alimentó su leyenda. Se animó a cantar “rag Time” fingiendo que tocaba un trombón mientras marcaba pasos de baile rápidos y hacía revolotear sus grandes ojos, resultando un acto entre cómico y erótico que entusiasmaba a quien la veía y llegó a ser su imagen de marca.
A partir de 1921 ya era bailarina de las revistas musicales “Shuffle Along” y “Chocolate Dandies”. En 1925 entró a actuar en el famoso “Cotton Club” de Nueva York, y ese mismo año formó parte del espectáculo “La Revue Nègre” que incluía a la orquesta de Claude Hopkins donde actuaba el clarinetista Sidney Bechet, mundialmente famoso por su tema “Petit Fleur”. Con ellos viajó a Francia. Desde ese momento y hasta el final de su carrera, su fama no dejó de ascender. Su sexualidad sin inhibiciones, su mágica sonrisa y su breve atuendo que consistía en una mínima falda hecha con bananas o plumas y en top less, atrapó desde el primer día al público del Folies Bergère y al resto de Europa.
El famoso crítico teatral Sebastian Gash en su “Historia del Music Hall” lo dice todo sobre su debut:
Del conjunto de "chorus-girls" (...) colocadas en línea, salía disparada, como lanzada por una honda, una adolescente casi desnuda, sin más atuendo que un taparrabos sobre sus caderas (...): ¡Josefina Baker! (...) su risa cegadora de mulata ensombrecía la luz de los reflectores (...) Su aparición produjo el flechazo. París se prendó de aquel cráter en erupción de ritmos sincopados, provocando los paroxismos de un público en delirio (...)
Ese mismo año París hizo a Josephine Baker: la “Venus de Ébano”, la vedette más famosa del mundo, opacando a las dos divas de la época: Gloria Swanson y Mary Pickford. Durante décadas fue la estrella principal del Follies Bèrgere.
Pero a pesar de tanta fama, que nunca dilapidó, la Baker hizo en paralelo una carrera admirable. Al regresar a EEUU en 1936 y actuar con Bob Hope y Fanny Brice en “Zigffeld Follies”, vio que la Alta Sociedad de su país aún tenía reticencias raciales, así que abandonó el show y regresó a Francia. Tras casarse con el magnate del azúcar, Jean Lión, adoptó para siempre la nacionalidad francesa. Durante la II Guerra Mundial se unió a la resistencia activamente, alcanzando por méritos de guerra el grado de teniente del Ejército Francés, por lo que recibió al término de la contienda de manos del presidente de la República, Charles De Gaulle, la medalla de la Legión de Honor y la del Mérito a la Resistencia. Cuando falleció fue despedida con honores militares, la primera vez a un extranjero y mujer.
Luchó contra la segregación racial y religiosa de su país y del mundo. La Baker por ejemplo en Agosto de 1963 se encontraba, al lado de Martin Luther King Jr. cuando en la gran manifestación frente a la Casa Blanca pronunció su legendaria frase: “I had a dream”(…).
Por aquellos años en sus múltiples “tournées” alrededor del mundo fue adoptando niños huérfanos de diferentes razas y nacionalidades a los que llamó “mi tribu del Arco Iris”; en una de sus visitas a Caracas también adoptó a una niña venezolana llamada Mara; hay quien sostiene que era indígena zuliana. Así reunió a 12 hijos a quienes llevo a vivir al Castillo de Milandes de su propiedad en Castelnaud-la-Chapelle, Aquitania, demostrando al mundo que el racismo no tiene razón de ser si hay igualdad. Usó en eso y en obras humanitarias gran parte de su fortuna, pero nunca llegó a arruinarse gracias a la ayuda de su gran amiga, la princesa de Mónaco, Grace Kelly.
Influyo en la sociedad de su tiempo cual María Antonieta de color. Las mujeres de los locos años 20, se untaban con crema de nueces, para adquirir el tono de piel tostado de la Baker. Innumerables calles, plazas, avenidas, edificios y hasta la playa artificial del Sena en Paris llevan su nombre. Hizo 8 películas entre 1927 y 1955; vendió millones de discos y fue la “Pin Up” mas fotografiada de su tiempo.
En Abril de 1975, días después de un gran show en el Olimpia de Paris, falleció y fue enterrada en Mónaco. Tenía apenas 68 años.

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