lunes, 26 de septiembre de 2011
CARLOS MONTENEGRO: La Primavera Árabe y las Redes Sociales
carlosmmontenegro22@gmail.comç
Cuando el maestro Gutenberg inventó la imprenta, en la década de los 40 del siglo XV seguramente no imaginó que su estupenda máquina, usando tipos móviles – que también concibió – abría la veda de algo que cambiaría el curso de toda la humanidad, tanto, que ese artefacto es considerado el principio de la Era Moderna. Vista desde hoy puede parecer una fruslería, pero cambió de raíz la forma de difundir las ideas al mundo, de la misma manera que hoy lo hacen las redes sociales cibernéticas al uso. La imprenta de Gutenberg fue en su día lo que hoy es para nosotros Internet, si me permiten la analogía.
La imprenta dejó obsoleta la milenaria forma de divulgar el conocimiento y las ideas hasta entonces escritas (o dibujadas, pues frecuentemente los copistas no sabían leer) manualmente sobre pesados pergaminos y papiros por pacientes artesanos, generalmente monjes, que empleaban años en terminar un libro, cuando Gutenberg imprimió en tiempo record 150 Biblias que vendió a la Iglesia, a quién si no. En menos de un siglo la máquina y los libros se extendieron por el mundo, pero lo grande fue que se propagaron las ideas se y eso fue lo que cambió todo. Ya no se pudo intervenir el conocimiento como hasta entonces. Durante siglos, los grandes centros de poder como la Iglesia y los gobernantes, hicieron todo lo posible por controlar los libros, usando todo tipo de artimañas, consiguiéndolo en gran parte valiéndose de su uso por un lado y prohibiéndolos por otro, pero no pudieron sujetar el liquido de las ideas por completo, sucesivas revoluciones se fueron encargando de eso.
A partir de ahí es historia sabida: hoy que las ciencias adelantan que es una barbaridad, como ustedes saben, no han dejado de crear inventos para hacer casi cualquier cosa. Tras el periodismo, consecuencia inmediata de la imprenta, llegaron el teléfono, la radio, los satélites y la televisión, grandes difusores de todo lo difundible, que los mercaderes aprovecharon bien para publicitar y vendernos sus productos. Pero también los gobiernos y los políticos, incluidos los indeseables, pronto captaron su enorme utilidad y los usaron hábilmente para propagar sus ideas (de ahí el término propaganda).
Los grandes medios de difusión, controlados por los poderes al uso ofrecen, para ellos, la ventaja de que todo lo que predican llega lejos fácilmente, pero no es tan sencillo contestarlo. Ha sido enormemente útil para los dictadores de todo signo, que han manejado a las masas a su conveniencia, especialmente en el siglo XX. Los Stalin, los Hitler, los Franco, los Castro y toda la pléyade de variopintos tiranos y caudillos absolutistas, han sabido sembrar y recoger buenas cosechas para sus indignas pretensiones, logrando eternizarse al mando de sus respectivos gobernados con rienda corta, arrastrándolos frecuentemente a terribles guerras y catástrofes, genocidios incluidos.
Sin embargo por medio de la telefonía celular e Internet con sus redes sociales, se ha logrado ponerlos de nuevo en jaque. En pocos años ha logrado soslayar las estructuras de control y censura – bastante perfeccionadas -- adelantando por la derecha a los encargados de mantener tantas bocas cerradas y tantas conciencias compradas gracias a la ignorancia y al miedo a oponerse, por temor a las consabidas retaliaciones, al más puro estilo de la Inquisición o al uso de formas “gangsteriles” tan en boga hoy por hoy. Las redes han barrido esos hábitos cual tsunamis, comunicando a la gente común libremente y contandose la realidad verdadera en vez de las “realidades oficiales”.
La cosa se veía venir a gran velocidad, y los recientes acontecimientos sucedidos en el norte de África en la llamada primavera árabe no dejan lugar a dudas. Los marrulleros, y truhanes gobernantes que usando profusamente los “bozales de arepa” o el látigo han permanecido durante décadas en el poder, de la noche a la mañana se han visto metidos en un verdadero mar de enfrentamientos con sus pueblos, que sin miedo a las represalias tan duras a que los han sometido, no se han achicopalado. Las redes sociales, les ha permitido saber que hay un mundo donde se vive con reglas de juego claras, leyes justas, libertad de palabra y por ende de pensamiento y por donde muchos de los suyos que emigraron, les cuentan las cosas como son, incluyendo penurias; ahora se comunican en directo y se animan, sacudiéndose el miedo, para expulsar a los sinvergüenzas que los tienen como los tienen.
Lo novedoso es que esas rebeliones parecen ser espontáneas (aunque ya llegarán los “salvadores” de todo tipo, tratando de sacar partido). Mientras, primero Túnez, luego Egipto y Libia, ahora Siria, Somalia y un rosario de países más, dominados por esos personajes tétricos que saben que les llegó la hora, de una forma o de otra, aunque hay tiranos como Gadafi, que cual Hitler, amenaza con inmolarse no sin antes acabar primero con el que era su pueblo. La pena es que el pueblo es quien pone los muertos. Pero con los twiters y los facebooks se dan ánimo para enderezar la historia cueste lo que cueste.
No hay duda que el mundo debe cambiar, pero aún quedan muchos infaustos personajes sueltos, que no les vendría mal quitarse la venda y enterarse de cuál es la realidad que terminará por imponerse. Ya lo verán.
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