Blog de Víctor José López /Periodista

jueves, 7 de julio de 2011

El crudo invierno de Messi


Cabizbajo al final del encuentro frente a Colombia, ni brillo, ni rastro de la felicidad con la que llegó a Argenina desde Barcelona tras conquistar España y Europa

DANIEL GARCÍA MARCO(Dpa) | Santa Fe

Lejos del fuerte calor de Barcelona, la familia Messi está viviendo un invierno crudo en Argentina. El patriarca, Jorge, resoplaba en la grada del estadio Colón de Santa Fe la noche del miércoles. Su hijo, Leo, el crack del fútbol mundial, parecía contar las briznas de césped de la cancha donde Argentina empató sin goles ante Colombia en la segunda fecha de la Copa América. Pasó casi más tiempo con la cabeza agachada que con la vista al frente. Síntoma de la baja temperatura del termómetro de la 'albiceleste'.

Otra vez no hubo gol, ni brillo, ni rastro de la felicidad con la que llegó a su país desde Barcelona tras conquistar la Liga y la Liga de Campeones. Para completar el cuadro, el control antidopaje, lo que retrasó todo. El equipo esperó a su líder para partir, pasada la una de la madrugada, todos juntos a Buenos Aires, donde durmieron rumiando otro gris empate que convierte el partido contra Costa Rica el lunes en una "final", según lo definió el técnico, Sergio Batista.

Pero Messi no es tan líder en la cancha. Como ante Bolivia, y ayudado por el pobre desempeño del equipo, el astro desapareció por momentos y su figura empieza a generar polos cada vez más opuestos. Nada que ver con la idolatría unidireccional hacia Diego Maradona, al que la afición volvió a recordar en Santa Fe para echárselo en cara a Batista, muy criticado, mucho más en el punto de mira que el propio Messi.

"Él sufre mucho, se va muy mal, después le cuesta reponerse", decía Celia Messi, la mamá del astro, en una entrevista con la agencia Dpa en 2010 sobre las críticas que recibe su hijo porque el "Messi de acá" no es como el "Messi de allá". Poco ha cambiado en julio de 2011. Su madre suspiraba también antes de que Leo viajara a Argentina, sabedora de la presión que se le venía encima en un torneo en casa tras la decepción de Sudáfrica 2010 y la sequía de 18 años sin títulos de la selección mayor.

Y el papá, Jorge, mostró su sufrimiento en la platea, tanto como su hijo, que se agarró la cabeza con las manos cuando en el minuto 80 de partido pateó una falta lateral al borde del área. Era perfecta para su zurda, pero su golpeo emuló al de alguno de los héroes de los "Pumas" de la selección de rugby. Alto, muy alto.

"Le cierran bien los espacios, saben cómo juega, no le salieron las cosas, pero también es virtud del contrario", valoró Batista la actuación de Messi, presa también de las contradicciones de su técnico, que pese a su voluntad no logra que Leo se sienta feliz en la cancha. Que el equipo se parezca al Barcelona es más una utopía que un intento realista.

Y es que de delantero centro "mentiroso", Messi pasó en el segundo tiempo ante Colombia a juntarse en el mediocampo con Javier Mascherano y Fernando Gago. Orden del técnico. Y arriba, mucho delantero: Carlos Tévez, Gonzalo Higuaín y Sergio Agüero. Pero ningún gol ni oportunidades.

Para Costa Rica, Batista ya apuntó que jugará con un nueve o que apostará por otro centrocampista para que se asocie con Messi. Sería el deseado Javier Pastore, que supliría a Esteban Cambiasso o Ever Banega, incapaces de mezclar con el 'crack'.

Batista manejó el concepto de hacer modificaciones en el esquema con el de "no cambiar la idea de juego". Todo en la misma frase. Las palabras expresan la dificultad de encontrar la fórmula mágica que haga brotar al genio de Messi, aterido quizás de frío, nostálgico del calor que le dan en Barcelona Xavi, Andrés Iniesta y Josep Guardiola.

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