Blog de Víctor José López /Periodista

jueves, 2 de junio de 2011

TSUNAMI EN LA FIFA


Blatter buscó votos para su reelección y lideró la conferencia "El legado del Mundial 2010 para Africa". En la reunión de prensa posterior, molesto ante una pregunta, golpeó furioso la mesa mientras decía: "No acepto que alguien en esta sala diga que la FIFA es corrupta".



We own vicepresident of FIFA" (tenemos un vicepresidente de FIFA), se burla Karene Asche. Y sigue cantando: "He's the people king/De minister of everything" (El es el rey del pueblo/ministro de todo)". Tío Jack (Uncle Jack) ganó en febrero el Premio Nacional de Calypso en Trinidad y Tobago. La canción está otra vez de moda. Toda Trinidad y Tobago habla hoy de Jack Warner, Tío Jack, ministro de Trabajo y Transporte. El gobierno lo defiende. La gente exige su renuncia. Y él no soporta la debacle. ¿Acaso ya no valen para gobernar la FIFA los votos de federaciones como Anguila, Antigua y Barbuda, Aruba, Barbados, Bélice, Curazao, Dominica, Granada, Montserrat, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Turcas y Caicos? ¿Ya no importan los votos de esas 25 federaciones de la Unión Caribeña de Fútbol (UFC) que él comanda desde su creación, en 1979? ¿Ni los diez más que suma porque también es presidente de la Concacaf desde 1990? "Si nadie me quiere -amenazó Tío Jack- les mando un tsunami." Pero Joseph Blatter, su viejo amigo que hoy será reelegido presidente de FIFA, abrió ayer el Congreso de Zurich sin temores. Incorporó la máxima Julio Grondona, aliado permanente y eterno presidente de la AFA: "Todo pasa". También el tsunami.

Blatter, presidente de la FIFA desde 1998, prometió que se irá en 2015, con 79 años. No precisa más a Warner. Por eso, este domingo, mató dos pájaros de un tiro. La Comisión Ética suspendió a Warner y al qatarí Mohamed Bin Hammam, que era su rival en las elecciones de mañana. Para ello, la FIFA exhibió a la prensa la fotografía de uno de los 25 sobres con 40.000 dólares cada uno. Según la acusación, Bin Hammam los llevó el 10 de mayo pasado al hotel Hyatt Regency, de Puerto España, para que Warner los distribuyera entre las federaciones de la UFC. Tío Jack jugaba a dos puntas. El 3 de mayo, según su propia autodenuncia, aceptó que Blatter prometiera en Miami un millón de dólares, más computadoras y proyectores, a las federaciones miembros de la Concacaf y la UFC. Siete días después, llegó el millón de Bin Hammam. A Tío Jack lo delató el estadounidense Chuck Blazer, secretario general de la Concacaf, su mano derecha desde hace dos décadas. El hombre gordo, de tiradores y enorme barba blanca como Papá Noel, también busca matar dos pájaros de un tiro: a Warner y al Mundial 2022, cuya sede Qatar le quitó a Estados Unidos.

A Blazer le encantaban los trucos de Tío Jack. En 2002, cuando Blatter corría peligro de ser destronado, Warner mintió a su tropa diciéndole que había resistido a una dura presión del candidato opositor, Issa Hayatou, de Camerún. "Hayatou -dramatizó Warner a los suyos- me dijo que los negros debían votar por el candidato negro, pero yo le respondí que era independiente." Blazer contó la anécdota a su ex empleado Mel Brennan, a quien impresionó llevándolo en limusina al club de striptease Scores, en Manhattan, todo pago con una American Express negra a nombre de la Concacaf. Pero Blazer decidió ahora distanciarse de Tío Jack. El abogado John Collins, otro ex aliado de Warner, le elaboró el dossier con fotos y demás documentos sobre la escandalosa entrega del dinero de Bin Hammam en Puerto España. Elevó la denuncia a Jerome Valcke, secretario general de la FIFA. Blazer y Valcke son viejos conocidos. La jueza estadounidense Loretta Preska los calificó en duros términos en un sonado juicio que MasterCard ganó en 2006 a la FIFA. Blatter los mantuvo en la oficina. Y otra vez juntos, demolieron este fin de semana a Warner y a Bin Hammam. La Comisión Ética los suspendió de modo fulminante, sin posibilidad de defensa. Suficiente para sacarlos hoy de la cancha.

Warner, entonces, concretó el anunciado tsunami: que Blatter repartió un millón de dólares a la Concacaf, que Valcke le dijo en un correo privado que Qatar "compró" la sede del Mundial 2022 y que cuatro miembros del Comité Ejecutivo (entre ellos Grondona) recibieron cinco millones de dólares cada uno para votar por Qatar. Todos, por supuesto, rechazan los cargos. Grondona, que ayer confirmó desde Zurich su propia reelección, para completar 36 años en la AFA, dijo que él jamás hubiese votado por Estados Unidos "porque era como votar a Inglaterra". Al menos la mitad de los 24 miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA fue acusada en el último año. Blatter abrió las puertas al escándalo cuando, acaso consciente de su retirada, decidió ampliar el negocio y designar en un mismo día las sedes de los Mundiales de 2018 y 2022. Cuatro integrantes del Comité Ejecutivo fueron acusados por el ex presidente de la Federación inglesa David Triesman de pedir dinero o favores especiales a cambio de votar a Inglaterra para el Mundial 2018, finalmente asignado a Rusia. La FA retiró ayer los cargos. El informe, no obstante, desnuda las gestiones desesperadas del paraguayo Nicolás Leoz para ser recibido por la reina Isabel, ser designado "caballero" de la corona o para que al menos la Copa inglesa llevara su nombre. Se comprende, Blatter cita 62 distinciones en su página oficial, desde Caballero del Sultanato de Pahang hasta el Golden Key de Johannesburgo. Triesman también cuenta que le agradeció a Ricardo Teixeira (presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol y titular del Mundial que se jugará en Brasil en 2014) el apoyo de Lula a la postulación inglesa. "Lula no es nadie. Tienen que decirme qué hay para mí", habría respondido Teixeira, según la página 12 del informe que cita la propia FIFA.

"¿Pero acaso deberíamos pensar que también fue sobornado «el incorruptible» Michel Platini? El también votó por Qatar para el 2022", se defiende una fuente sudamericana. Presidente de la UEFA, tres veces Balón de Oro, Platini, es cierto, también votó por un Mundial que se jugará bajo 50 grados de temperatura. ¿Y no apoyaron acaso la postulación de Qatar hombres del fútbol como Josep Guardiola, Alex Ferguson y Zinedine Zidane? La FA inglesa pidió ayer que suspendiera la votación de hoy. La apoyó sólo una de las 208 Federaciones afiliadas a la FIFA: Escocia. La prensa inglesa lidera las denuncias. No puede creer que diarios como La Gazzeta dello Sport y L' Equipe hayan dedicado ayer apenas un espacio interior al escándalo. Fue un día extraño en Zurich. Por la mañana, cien periodistas aguardaron la conferencia de prensa de un supuesto informante que jamás se hizo. Por la tarde, la ex Miss Suiza Melanie Winiger abrió el Congreso FIFA en el Hallestadion, ante 1200 invitados, presentando primero al malabarista checo de 21 años Alan Sulc. Acto seguido, presentó a un malabarista mejor, Blatter. El músico suizo Nicolas Senn tocó un complejo instrumento de cuerdas. La alcaldesa de Zurich, Corinne Mauch, saludó los "valores" de la FIFA "como disciplina, solidaridad y responsabilidad social". Y Grace Jones cerró el acto cantando "La vie en rose".

La FIFA, comparan muchos especialistas, atraviesa un escándalo similar al que en 2002 obligó a una limpieza dentro del Comité Olímpico Internacional (COI). Los propios patrocinadores olímpicos, preocupados por las denuncias, empujaron el cambio. La limpieza olímpica, eso sí, fue más étnica que ética. Había documentos comprometedores de todos los países. Los únicos que se tomaron en cuenta pertenecían a dirigentes del Tercer Mundo. Andrew Jennings, el periodista que adelantó al menos cinco años el escándalo de la FIFA, cree que Blatter, golpeado, no completará su mandato hasta 2015. Si hoy, sin rivales, recibe menos de 160 de los 205 votos, será un fiasco. Jenning cree que Blatter buscará asegurar la continuidad a través de Teixeira, no de Platini. El ex crack francés llegó a la FIFA de la mano de Blatter, pero ahora, cada vez más fuerte, tiene opiniones más independientes. En la confitería del cinco estrellas Michelangelo Towers, en Johannesburgo, quedé en el medio de un diálogo y traduje en italiano para que Platini comprendiera mejor. Grondona, sin hacer el mínimo esfuerzo, le hablaba en porteño. Platini era el que debía entenderlo. A metros del lugar, Blatter parecía Mick Jagger, firmaba autógrafos y posaba para los curiosos.

La FIFA, que tiene 387 empleados en su búnker de cien millones de dólares de Zurich, protegido por normas que lo eximen del fisco y de leyes anticorrupción, aprobará mañana un balance que suma reservas de casi 1300 millones de dólares. El Mundial de Brasil 2014, informó el lunes O Estado, le dejará a la FIFA una ganancia limpia de 200 millones más. Al país, agregó el informe, la Copa terminará costándole 14.000 millones que habrá que pagar hasta 2030. El último fin de semana, Blatter pasó por Sudáfrica, cuyo Mundial 2010, otro gran negocio para la FIFA, dejó al país un agujero de mil millones. Blatter buscó votos para su reelección y lideró la conferencia "El legado del Mundial 2010 para Africa". En la reunión de prensa posterior, molesto ante una pregunta, golpeó furioso la mesa mientras decía: "No acepto que alguien en esta sala diga que la FIFA es corrupta".

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