Blog de Víctor José López /Periodista

domingo, 16 de agosto de 2009

LOS COBARDES




MIGUEL HERNÁNDEZ EN UN RECITAL ANTE LOS MILITARES, QUE LE ESCUCHABAN ATERRORIZADOS
























LOS COBARDES

RAMÓN PASQUIER, hombre de Radio, joven y valiente comunicador, recomendó en el Twitter recordar a Miguel Hernández, y leer, o volver a leer, las líneas de Los cobardes

Hombres veo que de hombres
solo tienen, solo gastan
el parecer y el cigarro
el pantalón y la barba.


Miguel Hernández fue un poeta alicantino, de esa región de huertas generosas, vientos huracanados y toreros artistas, del Levante ibérico donde se confunden los pueblos de Valencia y de Andalucía. Murió en 1942, en plena efervescencia del fascismo franquista en España, y al alba del sueño democrático en Venezuela.

En el corazón son liebres,
gallinas en las entrañas,
galgos de rápido vientre,
que en épocas de paz ladran
y en épocas de cañones
desaparecen del mapa.


Cuna humilde, pastor de cabras. Decían que escuchaba el correr de la leche por la ubre de sus cabras, y de esa música se inspiraba. Sus estudios no fueron otros que los que le escuchó al rebaño en los solitarios montes del Levante.

Estos hombres, estas liebres,
comisarios de la alarma,
cuando escuchan a cien leguas
el estruendo de las balas,
con singular heroísmo
a la carrera se lanzan,
se les alborota el ano,
el pelo se les espanta.
Valientemente se esconden,
gallardamente se escapan
del campo de los peligros
estas fugitivas cacas,
que me duelen hace tiempo
en los cojones del alma.


En su soledad leyó, y fueron sus maestros Garcilaso de la Vega y Luis de Góngora, Rubén Darío y Antonio Machado. Su soledad fue la Libertad, con horizontes en los infinitos, sin rejas, órdenes ni clarines. Sólo Libertad.

¿Dónde iréis que no vayáis
a la muerte liebres pálidas,
podencos de poca fe
y de demasiadas patas?
¿No os avergüenza mirar
en tanto lugar de España
a tanta mujer serena
bajo tantas amenazas?
Un tiro por cada diente
vuestra existencia reclama,
cobardes de piel cobarde
y de corazón de caña.
Tembláis como poseídos
de todo un siglo de escarcha
y vais del sol, a la sombra
llenos de desconfianza.
Halláis los sótanos poco
defendidos por las casas.


Ramón Sijé, le indujo a la tertulia literaria, conversaciones abiertas y llenas de contradicciones. La tertulia española, la peña de amigos donde se discute y se propone, pero donde sobre todo se escucha; y luego su esposa Josefina Manresa, sería su inspiración. Conoció Josefina durante la contienda, el conflicto, la desembocadura de una España dividida por el odio, aquella España que parió la Guerra Civil.

Vuestro miedo exige al mundo
batallones de murallas,
barreras de plomo a orillas
de precipicios y zanjas
para nuestra pobre vida,
mezquina de sangre y ansias.
No os basta estar defendidos
por lluvias de sangre hidalga,
que no cesa de caer,
generosamente cálida,
un día tras otro día
a la gleba castellana.
No sentís el llamamiento
de las vidas derramadas.
Para salvar vuestra piel
las madrigueras no os bastan,
no os bastan los agujeros,
ni los retretes ni nada.
Huís y huís, dando al pueblo,
mientras bebéis la distancia,
motivos para mataros
por las corridas espaldas.


Pablo Neruda, sus ideas, le formaron políticamente. Miguel, que se alejó del catolicismo e inició la evolución ideológica que lo condujo a tomar posiciones de compromiso beligerante durante la Guerra Civil.

Solos se quedan los hombres
al calor de las batallas,
y vosotros lejos de ellas,
queréis ocultar la infamia,
pero el color de cobardes
no se os irá de la cara.
Ocupad los tristes puestos
de la triste telaraña.

Franco ordena la destrucción de su obra poética al filólogo Joaquín de Entrambasaguas. Su amigo Cossío, autor de la obra Los Toros, le esconde en Tudanca. Hernández huye a Portugal., donde la policía de Salazar lo entrega a la Guardia Civil. Desde Sevilla lo llevan al penal de Torrijos (Madrid) Gracias a las gestiones de Pablo Neruda sale en libertad en septiembre de 1939. Vuelto a Orihuela, es delatado y detenido y ya en la prisión en Madrid, es condenado a muerte en marzo de 1940. Cossío y otros intelectuales amigos intercederán por él, conmutándosele la pena de muerte por la de treinta años. En 1941, es trasladado al Reformatorio de Adultos de Alicante, donde comparte celda con Buero Vallejo. Allí enferma. Fallece en la enfermería de la prisión alicantina a las 5.32 de la mañana del 28 de marzo de 1942, con tan sólo 31 de edad. Se cuenta que no pudieron cerrarle los ojos, hecho sobre el que su amigo Vicente Aleixandre compuso un poema.[2] Fue enterrado en el nicho número mil nueve del cementerio de Nuestra Señora del Remedio de Alicante, el 30 de marzo.

Sustituid a la escoba,
y barred con vuestras nalgas
la mierda que vais dejando
donde colocáis la planta.

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