sábado, 23 de mayo de 2009
LOS ANIMALISTAS SON PITIYANQUIS
EL TAURINO MATA AL TORO, CON MUERTE DIGNA Y VALEROSA, ¡PARA QUE VIVA!...
MIENTRAS EL ANIMALISTA CONTEMPLATIVO DICE DEFENDERLE PARA QUE SU ESPECIE MILENARIA DESAPAREZCA
OIDO EN LA CHATA
http://vitolopez.blogspot.com/
La Presidenta de Aproa, Cristina Camiloni, es una persona que ha demostrados buenos sentimientos con su conducta y su permanente acción. Ha dedicado buena parte de su sufrida vida a una lucha indeclinable por evitar que otros seres tengan una vida sufrida.
Una lucha como la de la beneficencia taurina que el próximo domingo realizará la Corrida en Beneficio de los Niños especiales en Maracay.
La señora Camiloni en aquellos días de “la cuarta”, enamoraban a parlamentarios como Paciano Padrón en su visceral confrontación y permanente ataque a la Fiesta de los Toros.
La semana pasada re reunieron en el Teatro Alameda los animalistas contemplativos, en gran mayoría de personas, y los defensores de la existencia del toro de lidia, para discutir abiertamente lo ya decidido por el Concejo Municipal de Caracas, el declarar a la ciudad Antitaurina. Decisión y un grupúsculo de muchachos que invadieron el Nuevo Circo de Caracas, en su codición de “malabaristas”, es decir “mendigos de los semáforosa” y que se consideran con más derecho que los cientos de miles de venezolanos que desde hace más de 200 años son afectos al espectáculo de las corridas de toros.
La presidenta de Aproa, la señora Camilioni alegó estar “ansiosa porque se concrete la defensa de todos los animales, incluyendo al toro, “debido a que también tiene un sistema nervioso y es sensible al dolor igual que los seres humanos”.
Noé y su proyecto antediluviano, se queda corto ante la oferta que hace la heredera del general Juan Manuel de Rosas, el tirano arquitecto del más terrible exterminio étnico que conozca la historia hispanoamericana.
Doña Cristina, argentina de nacimiento, de existencia manifiestamente ansiosa y sensible ante el dolor ajeno, pudiera llenarse de absoluta gloria si evitara, por ejemplo, la pesca del Pavón. No hay otra actividad deportiva de mayor crueldad, pues se atrapa con múltiples anzuelos que les destrozan las fauces a los peces, para que luego los “deportistas” los regresen a la laguna o al río con la boca destrozada, inútiles para ingerir un bocado de alimento o incluso hasta para beber el agua que le rodea. Mueren solos, los pavones, atormentados por el dolor y el hambre.
¡Qué gran batalla ganaría doña Cristina! Si doña Cristina se apoderara de un atunero, o de una barcaza sardinera. Ni hablar en los campos arroceros, donde se exterminan a tiros los güiriríes y a corrientazos eléctricos los pájaros arroceros, como si se tratara de salas de interrogatorio de la CIA en Irak o en Guantánamo.
La señora Camilioni es admirable, infatigable en su lucha desde los días que ella, junto al líder de su causa, Paciano Padrón, en aquellos momentos que la señora Camilioni se oponía a cualquier militar en el poder. Paciano Padrón, intentó con otras damas, casi todas sureñas, perseguidas por los militares argentinos o los chilenos, introdujeron un proyecto de Ley que fue rechazada por los grupos parlamentarios de la Izquierda venezolana que luchaban, además, a brazo partido contra los cuerpos policiales que perseguían a los luchadores sociales.
Era aquel un proyecto de fundamentos Animalistas Contemplativos, al más exquisito estilo de Walt Disney, religión para los “pitiyanquis”. Con sus pequeños dioses convertidos en diminutas figuras parlantes y su La Meca en Disney World.
¡Qué bueno que la sufrida doña Cristina no sea bolivariana! De serlo censuraría al joven Simón en la Plaza de Madrid, por haber estado presente la tarde que el toro de Peñaranda de Bracamonte mató a Pepete, o cuando el pueblo del Cuzco, en relato de Choquehuanca, le rinde homenaje al Libertador precisamente con corridas de toros.
¿Sabría doña cristina que el General José de San Martín fue quien ordenó en su condición de presidente y Libertador del Perú, que la Plaza de Toros de Acho en Lima fuera administrada por la Junta de la Beneficencia de Lima? La idea fue, y que aún persiste, que fueran las corridas de toros de Lima sostén para la Beneficencia del Perú.
No hay doña Cristina en la humanidad más humanismo que en los toros.
Fíjese Ud, si los taurinos matan a los toros es para que vivan. Usted propone prohibir las corridas para que desaparezca la especie.
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