JOSÉ TOMÁS

SIN PARALELO / Víctor José López



OÍDO EN LA CHATA

José Tomás canta como Tiziano,
levita como dios, saca de quicio,
se venga del bochorno del verano,
prende un horno sin juegos de artificio

Compite en quites, mece chicuelinas,
va de paseo al coliseo de Roma,
desentumece, por manoletinas,
la rutina ferial Santa Coloma.

Republicano zar de los toreros,
el barrabás parece, cuando pasa
por tu fajín, rocín de don Quijote.

Tu papión es cruzarte con isleños,
tu puerta la del príncipe y tu casa,
mi corazón cosido a tu capote.

JOAQUÍN SABINA /Cosido a tu capote







Quitándose el polvo recogido de los caminos andados en su reciente viaje a Europa, el doctor Alberto Ramírez Avendaño comentaba cómo se vive en España la aparición de tantos y tan buenos toreros. Coincidimos que hoy gracias a la evolución magnífica del toro de lidia, se llega a cotas de excelencia incomparable con otras épocas, y agregamos nosotros que todo ocurre cuando Venezuela vive el peor momento de su historia.
Hoy hay por ejemplo, un magnífico y poderoso torero como José de Jesús El Cid, ante cuya muleta se pulverizan los rabiosos victorinos y se rinden los peligrosos miuras. El arte logra su máxima expresión, suma de personalidad e inequívoca expresión estética, en José Antonio Morante de la Puebla. Un compendio de técnica, expresión ética no cade duda es Miguel Ángel Perera, teniendo en cuenta la magistratura de Enrique Ponce, y el gigantismo emocional de Julián López “El Juli”. La universalidad en la muleta del valiente francés Sebastián Castella y la ortodoxia de la solera en el heredero, en José María Manzanares. Todos ellos magníficos, cada uno figura del toreo que encajaría perfectamente si UD, amable lector, pretendiera acuñarlo a una época. Cualquier época les viene a la medida a estos “fenómenos”, no lo dude UD lector
¡Ah! ¿Y José Tomás? Hay que juzgarlo en base a la máxima expuesta con la característica sabiduría del periodista Carlos Ruiz Villasuso, cuando señala que Tomás dejó de lado el confort en el que vive la sociedad moderna, para con la entrega y en el sacrificio volver el toreo en esencia. Agregamos que es otra cara de la figura en la geometría de la Historia del Toreo. Joselito fue expresión del absolutismo, en el imperio de la Monarquía. Belmonte la grandeza de lo heterodoxo, convirtiendo la irracionalidad en lógica. Manolete, como lo califica el maestro José Alameda, es “la sombra del mártir expoliado” ya que representó un pueblo herido y humillado por la locura de una fraticida contienda. El Cordobés, Manuel Benítez fue todo lo contrario a lo que hoy es José Tomás, fue el salto desde la miseria al confort anticipado. La señal al pueblo sometido a la libertad plena.
La Fiesta está de fiesta, porque como dijera Miguel Hernández, “tomó el camino del mar, es decir el de la muerte”; porque el toreo es fiesta de muerte. Regresando a Alameda, para comprender lo incomprensible, diremos que no habrá nadie que nos explique “porqué este crimen de este pueblo raro”.
José Tomás ya lo dijo el año pasado al volver en Barcelona, es hijo de España, para el resto es “un pueblo raro”. Volvió donde los enemigos de la Fiesta hicieron su cuartel. Convocó a artistas, intelectuales, políticos y bohemos, al mundo en todas sus aristas para derrotar a los antitaurinos en una arena que pretendían.
Para luchar, como ha luchado Tomás, había que hacerlo a espaldas del confort, como bien dice Ruiz Villasuso.
Así es más duro, pero más fácil triunfar.
Ojalá y en medio de esta depresión taurino que vivimos los venezolanos seamos capaces de enterarnos que el camino del toreo, sin asustarnos y parafraseando al poeta, “es el camino de la muerte”

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LO DIJO PEPE ALAMEDA, en el libro El hilo del toreo: “Son cosas que suceden de tiempo en tiempo”.
JOSÉ BERGAMIN: “El cante y el baile andaluces parecen juntarse en la figura luminosa y oscura del toreo y el toro”… NURIA AMAT “…Arte llama arte. De ahí que José Tomás en el ruedo, convierta al espectador en un torero de sueños. LA emoción torera es como la emoción lectora. Podemos leer muchos libros, pero solo unos pocos y a veces unas páginas de estos pocos nos llegan a conmocionar el alma. … ALBERT BOADELLA “José Tomás es un místico. Detrás de un buen matador, hay siempre un místico. Mi calificación de místico a José Tomás se debe fundamentalmente por su demoledor dominio del tiempo en una situación límite”. …SALVADOR BOIX “José Tomás desestima las dificultades de los toros como argumento para la aplicación de las respuestas técnicas según los cánones de la tauromaquia moderna. El toro para él es su máximo colaborador, como un amigo al que hay que descubrir virtudes más que defectos. A cambio, la sinceridad en la entrega sin límites, como acariciando la muerte en cada lance, en cada suerte. Torear con el espíritu, olvidándose del cuerpo…”.... VÍCTOR GÓMEZ PIN “En un templo que parecía definitivamente muerto, en la desvirtualizada plaza Monumental de Barcelona, una frágil imagen de luces parecía atravesada por la tensión que supone responder al corolario que de Marcel Proust se desprende: Pues el uso que hacía de su cuerpo nos mostraba que apuntar a la verdad es incompatible con hacer de la vida meramente un fin en sí”. ¿Obra de arte o exigencia ética? Una y otra indisociablemente. … VICENTE AMIGO: “Gracias por haberme hecho llorar algunas veces toreando, porque nadie conmovió mi corazón de forma tan dolorosa como dulce. Ya siempre estarás en mi música, acompañándome; desde que nace la frase cuando estoy solo en mi estudio. Cuando me siento a tocar y me siento, cuando brindo al aire la sangre de mi arte, que se acuerda del tuyo. … ANTONIO CABALLERO: “El concepto de surrealismo es francés, y la palabra surrèalisme la suelen traducir los puristas como “superrealismo”. La traducción no me convence. En gracia de discusión aceptaría la de “sobrerrealismo”, pero en fin de cuentas prefiero surrealismo, que permite, además de la derivación “surrealista” (y el toreo de José Tomás no lo es), otra más: zúrrela. Y así sí es su toreo. Surreal es a surrealista lo que real es a realista. Aunque si sigo por aquí acabaré definiendo también el toreo de José Tomás como irreal, y tampoco es eso. Aunque muchas veces, por imposible, lo parezca.

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EL LIBRO -"José Tomás, un torero de leyenda" (Editorial Alianza)- del periodista Carlos Abella, es una biografía sobre un torero que la crítica ha llegado a definir, luego de su explosión en Madrid hace cosa de 15 días con la frase "una leyenda por encima de mitos". Considera Abella que “una leyenda se basa en hechos reales y tiene un fundamento", mientras que un mito abarca "sucesos fuera del tiempo, dioses de carácter pagano e incluso tiene connotaciones negativas". Carlos Abella, es también autor de las biografías de Paco Camino y Luis Miguel Dominguín, -"a los que escuché extensamente… He hablado con todos los que han influido en él vital y profesionalmente", destaca Abella, y añade con satisfacción que cuando estas personas comentaban al torero que habían hablado sobre él, José Tomás les decía: "lo que le digáis, bien dicho está ... Me gusta escribir a favor, contar la admiración que siento por un personaje", insiste Abella, en este caso por un torero que, aunque parece que ahora todo el mundo quiere, "no siempre ha sido así". Sin embargo, el biógrafo señala que no ve contradicción con la frase que un día dijo el torero: "no sé vivir sin torear". "Desde su juventud luchó contra lo establecido, ya que él no quiso pagar por torear", señala Abella. Por ello, con ayuda de su abuelo Celestino, su padre y el ganadero Victorino Martín (pariente lejano del diestro), entre otros, se fue a México, donde tomó la alternativa. "México ha sido muy importante para cuajarse como torero y regresa a menudo porque allí tiene una casa y disfruta del anonimato", comenta. El autor repasa en el libro las numerosas cogidas sufridas por el diestro de Galapagar, en especial la de 1996 en México, cuando con 21 años estuvo "al borde de la muerte" después de que un toro le rompiera la arteria femoral del muslo izquierdo.