Blog de Víctor José López /Periodista

sábado, 12 de enero de 2008

CAMINO A PEKIN

IR A LOS OLÍMPICOS es una hazaña suprema para un deportista, destacar en
unos Juegos Olímpicos es el no va más para un atleta o para una selección
nacional. Por ello el mérito de las muchachas de la selección Nacional
Femenina de Softbol, y allí la razón para que el Voleibol, masculino y
femenino, hayan provocado la algarabía y el entusiasmo entre los deportistas
y aficionados en Venezuela. No es común ver un equipo nacional en unos
Juegos Olímpicos. Para ello es necesario clasificar, y siempre nos
quedábamos a mitad de camino. La excepción fue la selección de Fútbol cuando
fuimos a los Juegos Olímpicos de 1980 en Moscú, sin haber clasificado y en
sustitución de Argetina y Perú, paises que se plegaron al boicot propuesto
por Estados Unidos contra la URSS. Venezuela debutó en el juego de
inauguración ante la Unión Soviética, el 20 de julio de 1980. Caímos 4 por
0. Fue el año que Bernardo Piñango nos trajo Medalla de Plata, presea que
junto a la de Oro del Morochito Rodríguez (México 1968) son los logros más
destacados para los venezolanos en una cita olímpica.
Entre las hazañas deportivas nacionales de gran envergadura hay que destacar
el Campeonato Mundial de Beisbol Amateur de 1941, conquistado por Venezuela
en La Habana. Fue un acontecimiento de trascendencia nacional. En primer
lugar, porque Venezuela carecía de personalidad nacional, a pesar de todo
lo que dijera la historia y la epopeya americana de la Independencia
Continental. No tenía personalidad de nación , sobre todo luego de 36 años
de sometimiento militar en los gobiernos de Cipriano Castro y de Juan
Vicente Gómez. El triunfo de La Habana fue el triunfo del pueblo, porque fue
el pueblo -no el Estado- quien costeó con su dinero, recaudado por los
periodistas deportivos, los gastos del viaje a Cuba. El doctor Arturo Uslar
Pietri, Ministro del Interior de la administración del presidente Medina,
consideró oneroso e inútil que Venezuela participara en el mundial de La
Habana. Abelardo Raidi se encargó de crear una matriz de opinión contraria
y por ello logró que aquel equipo de pelota fuera el primer equipo
deportivo venezolano en gritarle al mundo con con un triunfo inobjetable la
existencia de la nación venezolana.
Pocas veces recuerdamos uno de los logros deportivos más completos de un
equipo nacional: el título de Campeón Iberoamericano de Atletismo en 1962,
que logró un grupo que compitió en el Estadio Vallehermoso de Madrid entre
el 7 y 12 de octubre de 1962. Rafael Romero, Héctor Thomas, John Muñoz y
toda esa pléyade de atletas nacionales que asombró al mundo.
Algo similar ocurrido, más tarde en preolómpico de 1992, cuando Venezuela
asombró al mundo del basquet en Portland, Óregon, el baloncesto logró para
Venezuela el primer pase directo a unos Juegos Olímpicos al ganar la Medalla
de Plata. Ese triunfo provocó justificado júbilo en el país deportivo,
porque el Oro lo ganó el Dream team de los EEUU. Esa fue, en realidad, la
primera vez que un equipo nacional de Venezuela se ganó el placé para
participar en unos Juegos Olímpicos.
Lo que sucede ahora con el Softbol femenino y con el Voleibol, masculino y
femenino, es justo motivo de euforia deportiva nacional, si tenemos en
cuenta cuánto nos ha costado lograrlo.

AL VOLEIBOL los muchachos le pusieron pantalones largos en Argentina,
mientras que las muchachas le estiraron la falda en Lima. Lo hicieron sin la
ayuda de ninguno de los que ahora quieren pescar el río revuelto. ¿Sabía
usted, amable lector, que al técnico brasileño Ricardo Barajas le debían
tres meses de sueldo? Al amazónico ahora le sobran admiradores, y pensar
que, hasta hace poco, exagerando en la metáfora, vivía gracias a la caridad
de sus amigos. Ahora sí, cobró y con creces, con un triunfo que lo coloca
en la cresta de la ola. Una ola en la que nada tiene que ver la Federación
Venezolana de Voleibol, ya que en Venezuela ni Liga de Voleibol hay, y la
formación de los muchachos y muchachas es un cúmulo de esfuerzos
individuales, que se suman al talento natural de nuestros atletas. Ojalá y
ahora no sea pura celebración, sino que de inmediato se convoque a una
Comisión Extraordinaria que integren la Ministra del Deporte, Víctoria Mata,
la Viceministra Juana Suárez -el funcionario mejor preparado de todos los
que hay en el gobierno -, la presidenta de la FVV, el presidente del COV,
profesor Eduardo Álvarez -hombre de voleibol y el dirigente con más
experiencia y criterio de todos-, el Técnico Barajas, también uno o dos
expertos en mercadeo, con el propósito de comercializar al equipo nacional y
costear un serio proceso de preparación que debería contener, por lo menos,
una treintena de partidos de preparación por canchas de Europa, antes de
asistir a Peking. Pensar en esto es más importante que utilizar a los
deportistas como factor de propaganda política llenándolos de diplomas,
condecoraciones, entrevistas y fotos de grupos. El voleibol, si se trabaja
como debe ser, debe traer medalla olímpica. Hay que recordar la experiencia
del Baloncesto en Portland, que le llenaron la cesta de muchos agasajos,
demasiados festejos y pura coba para llevarlos hasta Tucumán donde volvieron
a ser lo que habíamos dejado de ser.


WILLIAM MORGAN creó en 1895 un deporte que, inspirado en el tenis de campo
se pudiera jugar bajo techo y resguardado del frío durante el invierno. El
experimento nació en Boston, en la YMCA de Massachussets. Morgan llamó la
actividad Volley Ball, subiendo la malla del tenis a seis pies seis pulgadas
y sin raquetas, sólo con una pelota. Pero, ¿cuál pelota? La del baloncesto
era demasiado pesada. Lo mismo que el balón de fútbol. Morgan le solicitó
opinión a la famosa empresa Spalding Brothers, la misma que dominaba el
juego de moda, el beisbol, y logró una pelota ligera, salidora, liviana y
apta para el desarrollo del juego. El voleibol debe su desarrollo a que YMCA
logró incluirlo como disciplina obligatoria en el programa atlético de las
Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, y las Fuerzas armadas lo introdujeron
la través de sus tropas de ocupación a Europa y Asia, tal y como lo habían
hecho con el beisbol en Japón. A Venezuela llegó el Voleibol en 1929 como
un deporte recreativo y que se desarrolló tímidamente en clubes como el
Unión S.C., Alegría, Royal S.C., Foráneos del Valle, Rebullones, Nosotras y
en la Escuela de Educación Física. Fue para el decenio de los años 30, que
nacieron las rivalidades, como la que surgió entre el Unión S.C. y Escuela
de Educación Física. Leopoldo Márquez y Luis Bigott fueron los pioneros en
la práctica del voleibol en Venezuela, ellos lo introdujeron en el Club
Alegría y posteriormente lo llevaron al célebre Club Royal, que además de
Voleibol, tenía equipos de Atletismo, Baloncesto y Natación. Leopoldo
Márquez, en unión de Hermann "Chiquitin" Ettedgui, lo comenzaron a jugar en
el estadio San Agustín como mentores del Unión S.C., quienes también jugaban
en el equipo de Fútbol.
En los años 40 se fundaron varias divisas como las de los liceos Andrés
Bello y Fermín Toro, Rex S.C., Monterrey, Dos Caminos S.C., Católico
Venezolano, Gran Colombia, Escuela Nacional de Educación Física, Bomberos.
El periodista Andrés Miranda, un grande del periodismo deportivo de todos
los tiempos, como presidente de la FVV fue el pionero de los Campeonatos
Nacionales. Miranda reunió dos deportes en competencias nacionales. En esta
forma, para el año 1948 en la ciudad de Maturín, pudo escenificar el I
Campeonato Nacional de Voleibol conjuntamente con el Campeonato Nacional de
Atletismo, Federación que él, Miranda, también presidía.

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